Aumentan las muertes por cirrosis hepática y carcinoma hepatocelular
En Estados Unidos hay mucha preocupación por el aumento de suicidios y muertes ligadas al consumo de sustancias estupefacientes. Pero hay otra crisis que también preocupa, sugiere Ed Cara en Gizmodo.com: el aumento por los fallecimientos por patologías ligadas al abuso de alcohol, es decir, la cirrosis hepática y el carcinoma hepatocelular. Sobre este fenómeno llama la atención un nuevo estudio publicado el 18 de julio en el British Medical Journal (BMJ).
Del estudio, realizado por investigadores de la Universidad de Michigan, que examinaron certificados de defunción recogidos por la agencia federal para el control y la prevención de enfermedades, los Centers for Disease Control and Prevention (CDC), se desprende que en el periodo que va entre 1999 y 2016, casi medio millón de ciudadanos americanos — 460.760 para ser precisos — fallecieron por cirrosis y otros 136.442 por carcinoma hepatocelular, es decir, la forma más común de cáncer de hígado, que surge en la gran mayoría de los casos en personas con cirrosis hepática.
Muertes en aumento
Lo que ha impactado particularmente al equipo es el hecho de que, respecto a 1999, la tasa anual de mortalidad por cirrosis hepática ha dado un salto en 2016 del 65%. Mientras que en 1999 los muertos por cirrosis eran 20.661, en 2016 este número subió a 34.174. En el mismo arco de tiempo, prosigue la investigación, la tasa de mortalidad por carcinoma hepatocelular se ha duplicado, de 5.112 en 1999 a 11.073 en 2016.
Un segundo elemento que invita a reflexionar es el hecho de que este “incremento era incluso más fuerte si se comparaba con otras causas de muerte”, escribe Ed Cara. La tasa de mortalidad por cáncer conoció en general, en el mismo periodo de tiempo, un descenso, igual que las defunciones por enfermedades cardiovasculares, infecciones y enfermedades respiratorias.
Ambas patologías hepáticas afectan sobre todo a individuos de sexo masculino. Respecto a la cirrosis hepática, la relación hombre:mujer era 2:1, mientras que para el cáncer de hígado, llegaba casi a 4:1.
Sólo en un Estado, el de Maryland, los autores han registrado un descenso de la tasa de mortalidad por cirrosis, mientras que se han registrado aumentos importantes sobre todo en el sudoeste de Estados Unidos, en Kentucky, Nuevo Mexico, Arkansas, Indiana y Alabama.
En lo que respecta al carcinoma hepatocelular, los aumentos más acentuados con base anual de la tasa de mortalidad se han producido en Arizona y en Kansas. En ningún Estado se ha producido un descenso de la mortalidad por cáncer de hígado.
Categorías
Varios subgrupos contemplados por la investigación conducida por Elliot B. Tapper han registrado bajadas “estadísticamente significativas” en la mortalidad por cirrosis en el periodo 1999-2008, pero esta evolución positiva se ha dado la vuelta a partir de 2009 en casi todos los subgrupos demográficos, una tendencia que se mantiene al menos hasta 2016.
Se prevé que el número de defunciones por esta patología podría triplicarse para 2030 en EE.UU., pues el aumento más dramático de la tasa de mortalidad por cirrosis entre 2009 y 2016 se ha registrado en la franje de edad entre 25-34 años: en el 10,5% de los casos, la única causa es el consumo, más bien el abuso, del alcohol, subraya el estudio.
En esta misma franja de edad, la cirrosis hepática afecta en particular dos subgrupos demográficos: los americanos blancos y los nativos americanos. Ambas categorías han hecho registrar el aumento más rápido. Entre los nativos americanos de la franja de edad de 25-34 años y entre los mayores de 35, la cirrosis fue en 2016 responsable respectivamente del 6,3% (respecto al 4,3% en 2009) y del 7% (respecto al 5,8% en 2009) de las defunciones.
Causas y daños colaterales
En lo que respecta a las causas de este incremento, que se ha producido entre 2008 y 2009, el autor principal, Tapper, no excluye que haya un vínculo con la Great Recession, la crisis económica global que explotó en 2007 a raíz del estallido de una burbuja inmobiliaria en EE.UU.
“Si esta tendencia comienza en 2008, es lógico asociarla con el evento nacional más traumático de los últimos tiempos. Y hay datos que vinculan la nueva pobreza o el desempleo con un mayor abuso del alcohol en los hombres jóvenes”, declara Tapper, citado por Gizmodo.com.
Como observa el lead author de la investigación, el alcohol está anulando los grandes progresos logrados en los últimos años en la lucha contra otra grave patología hepática: la hepatitis C (HCV). Gracias a una nueva clase de fármacos, “hemos curado en 2015 más casos de hepatitis C que en todos los años anteriores juntos, y estamos dando enormes pasos adelante”, recuerda Tapper, “pero no vemos mejora alguna en la mortalidad”.
El alcohol y la pancreatitis
En algunos países, entre ellos Gran Bretaña, se pone de moda el binge drinking: beber grandes cantidades de alcohol en tiempo breve, o beber sólo con la intención de emborracharse. La voz de alarma la dio un artículo publicado el pasado 30 de mayo por el Guardian. El fenómeno está tan difundido que el jefe del Servicio Sanitario Nacional inglés, Simon Stevens, utiliza la sigla NHS como National Hangover Service, que se puede traducir como “servicio nacional de resaca”.
El articulo recuerda que el alcohol no sólo puede provocar cirrosis hepática y/o tumores en el hígado, sino también pancreatitis, o sea, una inflamación del páncreas. Devastadora es sobre todo la pancreatitis crónica, que constituye casi un “diagnóstico terminal”: un paciente de cada cinco muere antes de los cinco años de ser diagnosticado.
Es una patología incurable, además muy dolorosa y acompañada de síntomas muy duros. Aparte de que los pacientes podrían desarrollar un tumor en el páncreas, una pancreatitis puede surgir “después de una sola borrachera”, advierte la doctora Sarah Jarvis, de la campaña de sensibilización Drinkaware. El sitio subraya también la relación entre alcohol y tumores en el seno, también en el hombre.
Del otro lado del Canal de la Mancha se registraron en 2016 unos 7.327 muertos directamente ligados al consumo o abuso del alcohol. Se trata de un aumento importante respecto a 2001, cuando eran 5.701.
¿Quién bebe más en Europa?
De un estudio realizado por investigadores de la Norwegian University of Science and Technology (NTNU) y basado en entrevistas realizadas a 40.000 ciudadanos europeos en 20 países del Viejo Continente (más Israel), se desprende que irlandeses, ingleses y portugueses son los mayores consumidores de alcohol de Europa. El estudio revela además que los hombres beben casi el doble que las mujeres, y que las mujeres de Europa Central y oriental son las que menos beben.
Mientras que en el Norte de Europa los más bebedores son los daneses, “el consumo total de alcohol es más elevado entre los estratos sociales superiores, pero el binge drinking es más común entre los estratos sociales inferiores”, declara el profesor Terje A. Eikemo, de la NTNU, en un comunicado de prensa.
Respecto al binge drinking, los primeros de la clasificación son los portugueses, seguidos por los ingleses. Lo hace casi un portugués de cada cinco (17,5%), respecto a más de un ciudadano británico de cada nueve (11,2%). En lo que respecta a las mujeres que practican el binge drinking, también repiten liderazgo las portuguesas (5,2%), seguidas de las holandesas (5,1%) y las inglesas (el 4%, una de cada 25).