El empobrecimiento de la clase media, entre las principales causas
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
En Estados Unidos, la escuela católica ha sido durante décadas sinónimo de excelencia académica, y esto independientemente de la situación socioeconómica y religiosa de las familias. Lo sugiere Annabelle Timsit en el sitio Quartz, citando al cardenal y arzobispo de Washington D.C., James A. Hickey, fallecido en 2004.
“Nosotros no educamos niños porque sean católicos, sino porque nosotros somos católicos”, dijo una vez el purpurado, cuyas palabras fueron recordadas por la ex First Lady y esposa del ex presidente George W. Bush, Laura Bush, en un discurso celebrado en enero de 2008 en la Holy Redeemer Catholic School en Washington D.C.
Pero, observa la Timsit, hoy “las escuelas católicas privadas están desapareciendo en todo Estados Unidos”. Lo demuestra una investigación publicada en la revista trimestral de opinión e investigación Education Next, que habla sin ambages del “gran descenso” de las escuelas privadas católicas en todo el país.
Situación general
De hecho, el panorama que surge del estudio realizado por los investigadores Richard J. Murnane, Sean F. Reardon, Preeya P. Mbekeani y Anne Lamb, no es muy optimista. En 1958, el número de niños estadounidenses en edad escolar que asistían a una escuela elemental privada llegaba al 15%. A mediados de los 70, este número había bajado al 10%, para llegar en 2015 al 9%.
En 1965, el 89% de los niños americanos inscritos a una escuela elemental privada (o sea, casi 9 sobre 10) asistían a un instituto católico. Hace cinco años, en 2013, esta cuota había bajado al 42%, menos de la mitad.
En el mismo periodo, el porcentaje de alumnos de escuelas elementales privadas que asistían a un instituto religioso no católico pasó del 8% al 40%. Siempre en el mismo arco de tiempo, el porcentaje de estudiantes de escuelas elementales privadas inscritos en institutos no confesionales o no religiosos aumentó del 4% al 18%, según el estudio.
Una de las explicaciones es de naturaleza socioeconómica, es decir, la disparidad de la riqueza o la desigualdad en la distribución de la renta, en aumento también en Estados Unidos.
En 1968, según el estudio, el 18% de los niños en edad de escuela primaria de familias de renta alta asistía a un instituto privado, respecto al 12% de sus coetáneos de núcleos familiares con renta media y el 5% de hijos de familias de renta baja. En 2013, el porcentaje de niños procedentes de familias con renta media bajaba al 7%, mientras que la de sus coetáneos de familias pudientes se mantenía casi igual, al 16%.
En lo que respecta a la escuela católica, los autores del estudio examinaron también las matrículas en los institutos elementales en el periodo entre 1987 y 2011. Durante estos 24 años, revela la investigación, las matrículas de estudiantes procedentes del segmento inferior de la distribución de la renta han experimentado una erosión lenta pero imparable.
Entre los alumnos de familias de renta media, la tasa de matriculación en las escuelas católicas bajó del 7% en 1987 al 3% en 2011, mientras que el de los estudiantes de familias de renta alta bajo en el mismo periodo sólo el 1%, es decir, del 11% al 10%.
Aumento de los costes escolares
La fuga de alumnos procedentes de la llamada middle class o clase media se debe también al hecho de que en los últimos años, los otuition fees exigidos por las escuelas católicas han experimentado un fuerte aumento. Es decir, las escuelas católicas se han vuelto más caras, y para algunas familias, un coste sencillamente insostenible.
En 2010 la tarifa escolar media alcanzaba la cifra de 5.858 dólares (en dólares de 2015, según especifica la investigación), una cantidad seis veces más alta respecto a la tarifa media de 873 dólares pagada en 1970 en las escuelas primarias católicas.
Aunque se trata de un aumento considerable, la cifra es bastante modesta respecto a la tarifa media (ajustada por la inflacion) pagada en las escuelas elementales privadas no confesionales o no religiosas, que pasó de 4.120 dólares en 1979 a 22.611 dólares en 2011.
Por otro lado, también las tarifas de las escuelas elementales religiosas no católicas ha experimentado un aumento, de media (de nuevo ajustada a la inflación) de 3.896 dólares en 1993 a 9.134 dólares en 2011.
Bajada de las vocaciones
La pregunta es: ¿por qué los institutos católicos se han vuelto más caros? Las causas son varias. Un primer elemento de respuesta lo constituye la bajada de vocaciones en EE.UU., tanto las religiosas como las sacerdotales. De hecho, sin el compromiso constante de generaciones enteras de monjas, religiosos y sacerdotes diocesanos, las escuelas católicas nunca habrían alcanzado el alto nivel que aún ahora las caracteriza.
La bajada del número de vocaciones ha afectado de lleno también a algunas órdenes o congregaciones activas precisamente en el campo de la enseñanza.
Según un informe elaborado por el Center for Applied Research in the Apostolate (CARA) — un centro de investigación fundado en 1964 en la prestigiosa Georgetown University en Washington D.C. –, la orden de los jesuitas perdió en el periodo 1970-2015 en EE.UU. el 70% de sus efectivos, con una bajada del 7.628 a 2.325. Más clara aún ha sido la bajada registrada en la congregación de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (F.S.C.): del 73%, es decir, de 2.212 en 1970 a 589 en 2015.
También ha descendido el número de sacerdotes diocesanos, tal y como revelan las estadísticas del CARA: de 37.272 en 1970 a 25.868 en 2015 y a 25.757 en 2017. Dramática ha sido la bajada de monjas y religiosas: de 160.931 en 1970 a 48.546 en 2015 y a 45.605 el año pasado. En el mismo periodo 1970-2015, el número de parroquias estadounidenses sin sacerdote subió de 571 a 3.533.
El impacto (económico) de los abusos sexuales
Con la bajada de las vocaciones, las autoridades católicas se han encontrado ante un verdadero dilema: asumir personal laico, siempre eficiente pero más caro, o cerrar. Muchas escuelas católicas eligieron la segunda opción, simplemente porque no había dinero para mantenerlas. En el periodo 1970-2010, el número de escuelas católicas en EE.UU. disminuyó un 37%, recuerda la Timsit en su artículo.
Y esto no sólo porque las parroquias — en EE.UU. muchas escuelas católicas eran o son parroquiales — han registrado, como en el resto del mundo, una bajada de la participación de los católicos en el culto, lo que ha llevado a su vez a una disminución de sus aportaciones económicas, sino porque el dinero que antes iban a proyectos escolares se han utilizado para pagar otra cosa: las enormes indemnizaciones a las víctimas de abusos sexuales.
Hace apenas un par de meses, el 31 de mayo, la archidiócesis de St. Paul y Minneapolis (en el Estado de Minnesota) llegó a un acuerdo con 450 víctimas y pagará 210 millones de dólares en indemnizaciones. Se trata de “uno de los mayores desembolsos hasta ahora en EE.UU. por el escándalo de los abusos por parte de sacerdotes de la Iglesia católica”, escribe USA Today.
Y el pasado mes de abril, la diócesis de Buffalo, en el Estado de Nueva York, anunció la puesta a la venta de la residencia de su obispo, monseñor Richard J. Malone, para poder indemnizar a las personas víctimas de abusos sexuales. La residencia, de estilo Tudor, vale más de un millón de dólares.
15 diócesis católicas, en dificultades dada la magnitud del escándalo, han depositado la documentación para el llamado Chapter 11, según informa el Idaho Statesman, entre ellas la misma archidiócesis de St. Paul y Minneapolis en enero 2015. El Capítulo 11 del Bankruptcy Code (es decir, la lay que rige las quiebras económicas) permite a las empresas u organismos en quiebra reorganizarse sin cesar la actividad.
Los cheques escolares: un bien a medias
En este panorama más bien oscuro hay cierta luz. En Milwaukee, la Iglesia católica ha logrado mantener abiertos sus institutos educativos, gracias al programa de los llamados voucher o cheques escolares, es decir, dinero público que los padres pueden usar para pagar la tarifa de escuelas privadas (religiosas o no) de libre elección, explica un artículo publicado en febrero de 2017 en The Atlantic.
Los claros beneficiarios del Milwaukee Parental Choice Program (MPCP), lanzado en 1990, son las escuelas religiosas o confesionales, parroquiales incluidas. Cuasi el 90% de los niños que reciben los voucher— casi 9 de cada 10 — asiste a una escuela religiosa.
Pero una investigación llevada a cabo por los economistas Daniel M. Hungerman y Kevin J. Rinz, y por el administrador eclesiástico Jay Frymark, revela el lado menos positivo del programa. De hecho, en las parroquias de Milwaukee con escuelas que aceptan los bonos, los ingresos procedentes del programa superan los de las aportaciones de los fieles.
El efecto final es que las escuelas permanecen abiertas. pero que no hay dinero para otras iniciativas. En las iglesias de Milwaukee no hay órganos nuevos, observa Hungerman. Los autores no descartan que los fieles se hayan vuelto menos generosos, cuando vieron que ya llegaba apoyo económico desde otras fuentes. Así que los cheques escolares son un bien solo a medias.