Desde “dibujar Milán” a “preguntar sobre la medida del Sol”, el genio del Renacimiento avivaba su curiosidad todos los días
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Muchos de nosotros probablemente llevamos listas de quehaceres llenas de deberes y mandados aburridos que hay que hacer todos los días. Así que tenemos al menos una cosa en común con el genio renacentista Leonardo da Vinci. Él también solía anotar en una lista diaria las cosas que le quedaban por hacer.
Sin embargo, a diferencia de la lista de tareas diarias de la mayoría de las personas, Leonardo no se concentraba en lavar la ropa o comprar cebollas, sino en encontrar maneras de alimentar su creciente curiosidad por el mundo.
En el libro de 2012 Da Vinci’s Ghost: Genius, Obsession, and How Leonardo Created the World in His Own Image, [El fantasma de Da Vinci: genio, obsesión y cómo Leonardo creó el mundo a su propia imagen], el autor Toby Lester dice que Leonardo solía llevar consigo un cuaderno para anotar todo lo que despertaba su curiosidad. Según Lester, Leonardo escribió: “Es útil observar, anotar y considerar constantemente”.
Estas anotaciones incluían listas de cosas que tenía la intención de explorar. He aquí una lista de cosas por hacer fechada en 1490 que fue traducida al inglés por el periodista de la NPR Robert Krulwich del original de Leonardo en “italiano” (además, solía escribir de derecha a izquierda…).
Aquí la lista de tareas de Leonardo Da Vinci y su traducción:
- [Calcular] las medidas de Milán y periferia.
- [Encontrar] un libro que trate de Milán y sus iglesias, que debería estar en la papelería camino de Cordusio.
- [Descubrir] las medidas de Corte Vecchio (el patio en el palacio del duque).
- [Descubrir] las medidas del castillo (el mismo palacio del duque).
- Conseguir al maestro de aritmética para que te explique la cuadratura del triángulo.
- Conseguir que Messer Fazio (un profesor de medicina y derecho en Pavía) te explique sobre proporciones.
- Conseguir que fray Brera (en el Monasterio Benedictino de Milán) te muestre De Ponderibus (un texto medieval sobre la mecánica).
- Hablar con Giannino, el Bombardero, sobre los medios por los que la torre de Ferrara está amurallada sin aspilleras (nadie sabe realmente lo que Da Vinci quería decir con esto).
- Preguntar a Benedetto Potinari (un comerciante florentino) por qué medios van sobre hielo en Flandes.
- Dibujar Milán.
- Preguntarle al Maestro Antonio cómo se colocan los morteros en bastiones de día o de noche.
- [Examinar] la ballesta de Maestro Giannetto.
- Encontrar un maestro de hidráulica y que te diga cómo reparar una cerradura, un canal y un molino en la forma de Lombard.
- Preguntar por la medida del Sol que me prometió el Maestro Giovanni Francese.
- Tratar de contactar con Vitolone (autor medieval de un texto sobre la óptica), que está en la Biblioteca de Pavía trabajando con matemáticas.
Este documento ofrece una preciosa visión de una de las mentes más grandes de la cultura occidental y muestra cómo los genios no operan desde el aislamiento: Leonardo confiaba en una red de expertos —incluyendo monjes benedictinos— con quienes interactuó e intercambió conocimientos sobre cualquier materia, desde la óptica hasta cómo reparar una cerradura.