Una de las peregrinaciones más largas de América Latina en honor del Cristo que esculpieron los ángeles
En Los Andes venezolanos, concretamente en el estado Táchira, nadie se queda en sus casas cuando se encuentra en la calle al Santo Cristo. Durante 5 días, entre el 2 y el 6 de agosto, la multitud recorre kilómetros que separan las ciudades de los páramos, rezando, pagando promesas y reafirmando su fe en esta milagrosa imagen.
Los inicios de esta historia de fervor se remontan a 1610. Una causa del terremoto que destruyó la ciudad de La Grita, los frailes franciscanos tuvieron que trasladarse a un campo llamado Tadea. Iba entre ellos un escultor que se distingue por su piedad que por sus dotes artísticos.
Se llamaba Fray Francisco . Aterrorizado con el terremoto que en pocos instantes redujo a polvo la población naciente, ofreció al Cielo, dio la tradición, hizo una imagen del crucificado, para rendir culto especial y consagrarle la nueva ciudad.
Puso manos a la obra, trazó en un gran tronco de cedro la imagen divina, tomó el hacha y la azuela y comenzó a trabajar.
Pronto se exhibió una figura humana, pero que no tenía los lineamientos característicos del Cristo moribundo.
Pasaban días y días y Fray Francisco no podía interpretar que expresión sublime.
Una tarde, después de suspender los trabajos, se puso en oración: un éxtasis profundo cuando se levantaba y cuando volvía a estar en sí, ya altas horas de la noche, oye que en la pieza de su trabajo golpeaba los formones y el raedor pasaba por las cosas fibras de la madera.
Se acercó y algo así como una figura humana envuelta en una ráfaga de luz, salió por la puerta, encandilándole los ojos. Le contó a sus hermanos y con los primeros albores del día, después de la oración matinal, se dirigió a todo el lugar donde estaba la imagen y la terminó.
Fray Francisco lloró entonces de emoción. En esa vida, las características eran los rasgos que él había concebido y que le era imposible expresar. Esa imagen es el Santo Cristo de La Grita, cuyos portetosos milagros se completan en tal sentido cuando se trata de una narración y cuya hechura se atribuye en parte a un ángel del Cielo.
El 6 de agosto, día en que propiamente se celebra la fiesta importante, el pueblo de Venezuela se desborda en un río de fervor venido en peregrinación desde todos los rincones del país para celebrar los 400 años del Santo Cristo de La Grita. Participan cientos de miles de personas. La celebración comienza el 5 de agosto con la serenata en honor al Santo Patrono y el 6 de agosto con la celebración de la santa eucaristía, para darle luego paso a la procesión por el centro de la ciudad con la compañía de millas y millas de peregrinos .
El Cristo sale de su Basílica del Espíritu Santo y recorre, en los hombros del pueblo, la distancia que lo separa del moderno santuario que le permitieron hace pocos años. Allí se rinde el honor y luego, de la nueva imagen de la franciscana, declarada Monumento Nacional en 2006, retorna a la basílica en medio de rezos y cánticos, siempre con su pueblo.
Todos los años, desde hace más de cuatro siglos, miles de peregrinos de diferentes lugares del país acuden a La Grita a honrar, venerar y cumplir promesas frente al milagroso Santo Cristo de la Grita en la Basílica del Espíritu Santo y en el nuevo Santuario del Santo Cristo de los Milagros de La Grita. La celebración al Santo Cristo de La Grita, entre las Ferias y Fiestas Tradicionales de Venezuela y una de las religiosas más grandes de toda América.
El Santo Cristo de La Grita fue nombrado el pasado 6 de Agosto del 2007 por Mario Moronta, obispo de San Cristóbal de Venezuela, no solo como el patrono de la diócesis, sino el patrono de los Andes Venezolanos. Esto origina constantes peregrinaciones de todas partes del país. Los feligreses acuden a la capilla para pedir y dar gracias por los favores concedidos; algunos, en acto de fe, recorren la capilla de rodillas desde la entrada de la Basílica.
Este año, se aproxima a un grupo muy numeroso de ciclistas que salieron hace días de los Estados llaneros de Venezuela y se dirigen a Los Andes, recorriendo una gran distancia, un rendir honor al Santo Cristo. Otro grupo de jóvenes “ikaros” lanzarán flores silvestres al paso de la venerada imagen desde sus coloridos parapentes que se dibujan desde el cielo como si, desde el Alto, llovieran las bendiciones que el Santo Cristo derramaron constantemente sobre el pueblo andino.
Desde la fronteriza Colombia, las millas de peregrinos están pasando la frontera para colocarse al paso del Santo Cristo. Es una devoción hermosa, fortalecida por tantos testimonios de milagros y favores desde aquél día de 1610 en que una comunidad, temerosa ante los terremotos, la pedía milagros y, el primero, fue el envío de un ángel para terminar el trabajo del sagrado rostro que el humilde fraile no se sentó capaz de reflejar.
Nota de redacción: La peregrinación ocurre en momentos de tensión en Venezuela, donde este sábado el presidente Nicolás Maduro denunció haber sido objeto de un atentado con explosivos en un acto militar acusando al presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, entre otros, de estar detrás. Mientras eso sucede, en Táchira es conmovedora la imagen de solidaridad de la gente hacia los peregrinos del Santo Cristo de La Grita. Aún con hambre, la gente comparte su pobreza y expresa constante generosidad, según pudo constatar Aleteia.
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