En una vida marcada por un ritmo infernal, recargar las pilas y extraer fuerza para regenerarse es esencial para volver a funcionar con buen pie. Con algunos consejos y trucos, ¡descubre 9 formas de recargar tus pilas!
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Aunque nunca habíamos tenido tanto tiempo libre como en los tiempos que vivimos, todavía tenemos la impresión de estar siempre corriendo.
Sin embargo, es necesario detenerse unos minutos o más para reponer fuerzas, encontrar la energía para avanzar sin ir agotándonos poco a poco.
Echa un vistazo a estas nueve ideas simples y accesibles para recargar pilas.
Caminar algunos minutos (o más)
En medio del campo es lo ideal, pero también en un parque, a lo largo de un río o junto al mar, el senderismo es conocido por sus efectos beneficiosos en todo el cuerpo y la mente. Caminar involucra a todo el cuerpo y es una actividad completa. Después de unos pasos, aireamos nuestras ideas y despertamos todos nuestros sentidos. Dependiendo del entorno, podemos disfrutar de una luz hermosa, respirar el aroma de los árboles o de la brisa marina y, si prestamos atención, podemos impregnarnos de todo lo que nos rodea.
Dormir o hacer una pequeña siesta
A menudo lejos de las prioridades, el sueño es el primer reflejo que debemos tener para recuperar la energía y garantizar una buena salud. Un buen sueño significa descanso y, por lo tanto, bienestar. Después de una buena noche de sueño o una siesta, las pilas se recargan.
Rezar, sencillamente
Por la mañana al despertar, por la noche al acostarnos y a cualquier hora del día, la oración es una oportunidad para encontrarse uno mismo y hacer una pausa espiritual en una vida diaria sobrecargada. Cada uno tiene sus propios hábitos para un instante de oración. En momentos difíciles e intensos, ayuda a aislarse y ganar perspectiva sobre una situación.
Sumergirse en un buen libro
Con la ventaja de que podemos llevarlos a cualquier sitio, los libros representan un mundo aparte. Infinidad de historias, diferentes estilos que se adaptan a todas las personalidades, la lectura es una forma de escapar. También es una apertura de la mente, un aprendizaje a nuevas palabras. Un tiempo tranquilo que nos beneficia.
Quitarse de en medio
Tampoco es necesario ir demasiado lejos, pero ¡qué bien sienta cambiar un poco de ambiente! Con un universo cotidiano idéntico, los gestos se repiten y se asemejan, dejamos de reflexionar de forma natural. Después de una caminata, un viaje en coche o una escapada familiar improvisada, la vida toma una perspectiva diferente.
Hacer deporte o una actividad física
Al igual que con el paseo, el deporte en general ayuda a ser positivo y a recuperar cierta energía. Con muchos beneficios para el cuerpo y la mente, la actividad física es una buena manera de recargar las baterías. Algunos deportes son más accesibles que otros y adecuados para cuando hay buen tiempo: natación, yoga, paddle… por ejemplo.
Romper con la vida diaria
Simple pero no fácil, romper con la rutina es una manera de ver las cosas de manera diferente. Atrapados en el torbellino de la vida cotidiana, nos olvidamos de levantar la mirada para tener una visión general. La familia, el trabajo, los amigos, las actividades… imponen su ritmo. Tomarse un descanso, volver a concentrarse en uno mismo y escapar de la rutina nos salva la vida.
Pintar, cocinar, coser y otras actividades manuales
En la cocina o en un taller, hacer una actividad con las manos es una manera de permitir que repose la mente. Se despiertan otros sentidos. Dependiendo de las personalidades y los deseos, probar la alfarería, tomar clases de dibujo o aprender ganchillo ocupa nuestra atención con algo diferente. Mientras tanto, las ideas vagabundean, la mente se refresca.
Reconectar con la naturaleza
En un entorno urbano, siempre es bueno tomarse unos minutos para sumergirse en la naturaleza. Cerca de los árboles en un parque, en un césped o en cualquier otro entorno cercano a los elementos, los problemas se relativizan y se alivian ciertas tensiones.