Tenían 7 hijos y adoptaron un niño con síndrome de DownVicky y Jorge Acosta formaban una hermosa familia con 7 hijos, entre los cuales estaba Milagros, con síndrome de Down. Son además familia de acogida: reciben con amor en su hogar a niños mientras se resuelva una situación difícil en sus propias familias o mientras están en proceso de adopción.
Un día el juez se comunicó con ellos preguntándoles si podían recibir a un bebé que se estaba muriendo en el hospital. Wilson estaba desnutrido, sufría serios problemas del corazón y desde el juzgado buscaban que “tuviese una muerte digna”.
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La familia Acosta no dudó en abrir las puertas de su casa, pero también las de su corazón. No querían resignarse a que el niño simplemente tuviera una muerte digna. Querían apostar por la vida de ese bebé. Al poco tiempo logró el peso adecuado y fue operado exitosamente. Con el amor de toda la familia recuperó su salud y salió adelante.
En plena búsqueda de un hogar para Wilson el juez volvió a comunicarse a los tres años con otra propuesta: la posibilidad de la adopción. Entre sorpresa y felicidad, Vicky y Jorge terminaron por decidir adoptar a Wilson con el impulso de sus hijos. Para todos Wilson formaba parte de la familia y los siete hermanos sintieron una inmensa alegría al recibirlo como uno más.
En una entrevista para La Nación, Vicky relató la reacción de uno de sus hijos cuando ella fue a buscarlo al colegio. Lo miró y le dijo: “Tenés un hermano más”. Al joven se le iluminó la cara, la abrazó, bajó la ventana del auto y comenzó a gritar: “¡Wilson es mi hermano, Wilson es mi hermano!”.
Vicky dice haber tenido en ese momento la misma sensación que cuando recibió a sus 7 hijos y hoy está eternamente agradecida con la mamá biológica de Wilson por haberle dado la vida. Su mamá era analfabeta y tenía 15 años cuando lo tuvo. No podía cuidarlo pero le dio la vida y esto hizo posible que Wilson hoy esté con ellos.
Cuando Wilson cumplió 18 años, buscaron a su madre biológica y tuvieron un encuentro muy lindo y sanador para todos. Hoy en día, siguen en contacto a través de las redes sociales y Wilson dice que tiene dos mamás “una de la panza y otra del corazón”.
Según Jorge “Wilson se convirtió en el faro de la familia. Un regalo divino que cayó en casa”. Es un niño feliz que hace deporte, le encanta entretener a sus sobrinos, bailar y también trabaja en Los Perejiles, un microemprendimiento de chicos con síndrome de Down que cocinan pizzas y empanadas para eventos.
A Vicky le preguntaron qué les diría a unos padres que están considerando la posibilidad de adoptar, a lo que ella respondió: que no importa la edad que tengan los chicos y que tampoco le tengan miedo a la discapacidad.
Para ellos el ser padres tiene como misión sacar de ese hijo lo mejor que tiene y potenciar sus virtudes. “Uno abraza a cada hijo biológico o no biológico con toda su historia”.