Con la mirada puesta en Argentina, el gigante latinoamericano también comienza la férrea lucha en defensa de la vida.
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Mientras en Argentina la discusión sobre el proyecto de ley que busca despenalizar el aborto, y cuenta con media sanción de Diputados, entra en su recta final (este 8 de agosto se vota en el Senado), en otro de los gigantes sudamericanos, Brasil, la discusión comenzó a instalarse con fuerza una vez más.
El pasado viernes 3 de agosto el Supremo Tribunal de Brasil (STB) convocó las primeras audiencias públicas para debatir los artículos del Código Penal que prevén la prisión para las mujeres que abortan (la práctica está sancionada salvo en dos excepciones: riesgo de vida de la madre o violación).
La audiencia continúa este 6 de agosto, instancia en la que diversos expertos expresan su opinión tanto a favor como en contra. Luego de esto, el propio STB se encargará de emitir un pronunciamiento sobre la conveniencia o no de que el aborto siga siendo un delito.
Entre las organizaciones que ya pasaron por las audiencias, además de representantes de movimientos feministas que miran de reojo el debate que se está dando en Argentina, se encuentra la propia Conferencia Episcopal de Brasil, CNBB.
El obispo de Río Grande, Ricardo Hoepers, fue el encargado de llevar la voz de la Iglesia a la audiencia y para ello tomó como referencia de su exposición el pronunciamiento de los obispos de abril de 2017 denominado “Por la vida, contra el aborto”.
“¿Cómo este tribunal va a explicar el permiso de la pena capital a un ser humano inocente e indefenso para justificar nuestra incapacidad de políticas públicas de protección a su salud reproductiva de la mujer?”, se preguntó el obispo durante su presentación.
“¿Es así que el STB va a garantizar la inviolabilidad del derecho a la vida? Dando un arma llamada ‘autonomía’ para que hombres y mujeres a su placer interrumpan la vida de los niños hasta la semana 12 sin necesidad de dar ninguna satisfacción de su acto predatorio? Esperamos que no”, indicó.
“Es urgente para luchar contra las causas de aborto a través de la implantación y mejora de las políticas públicas que cumplan efectivamente a las mujeres en los campos de la salud, la seguridad, la educación sexual, entre otros, sobre todo en las regiones más pobres de Brasil”, expresó el obispo parafraseando a la CNBB en su pronunciamiento a la hora de poner sobre la mesa propuestas alternativas.
“También somos capaces de construir proyectos sociales alternativos para ayudar a las madres a generar y cuidar de sus hijos. Estas iniciativas ya están demostrando que es mucho más eficaz, menos costoso al Estado y altamente saludable a las madres (mujer), salvaguardar al niño, que dar a esas mujeres un trauma y un drama por el resto de sus vidas”, prosiguió y puso como el ejemplo el trabajo que se está realizando desde lugares como Casa Luz, Casa Reina de la Paz, Asociación Guadalupe, Comunidad de los Santos Inocentes, ente otras.
“En ese momento, mi homenaje es para los niños que murieron con sus madres, y que no sabemos sus nombres, pero con certeza, sus madres ya lo sabían”, dijo a forma de cierre sobre un tema sobre el cual también se ha hecho referencia al manejo de números falsos en cuanto a los abortos provocados desde la década del 60 -en este caso de parte del presidente de la Comisión Episcopal Pastoral de la CNBB, João Bosco Barbosa de Sousa- con la publicación de un artículo así lo demuestra.
La defensa de la vida está latente
Si el caso argentino sorprendía a propios y extraños por tratarse del país del papa Francisco, el caso de Brasil no es menor, pues también es uno de los países con mayor número de católicos del continente, quienes están llamados a unirse al resto de la sociedad civil en la férrea defensa del más indefenso: el no nacido.
De momento, la luz de esperanza en Argentina se mantiene intacta y la prensa local da cuenta de algunos cambios de opinión de algunos senadores que al principio estaban a favor de la despenalización, pero que darían su voto contra el proyecto este 8 de agosto. “Por la vida, contra el aborto”, es ahora la otra llama que muchos buscarán que siga viva también en Brasil.
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