Una discusión que dejó su huella en Argentina, pero que volvió a generar sacudón también en la región. ¿Qué pasará en otros países del continente?
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Fue una sesión histórica, la de este miércoles 8 de agosto en la Cámara de Senadores, y que llenó de alegría a millones de argentinos que desde hace meses –cuando el tema se instaló a nivel de discusión pública- no cesaron en su lucha con intensas jornadas de vigilia y oración para que Argentina finalmente le dijera no al aborto legal libre y gratuito.
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La discusión tuvo sus idas y vueltas, pero quizás su punto más álgido se dio cuando la Cámara de Diputados le diera media sanción al proyecto en el mes de junio. Ese momento golpeó el ánimo de muchos en Argentina. “Tenemos un Papa argentino. No se entiende que no hayamos logrado que se frene acá esto”, afirmaban algunos.
Fue durante todo este tiempo donde los argumentos se tiñeron de celeste (a favor) y el verde (en contra) materializados a través de pañuelos. La voz y el desempeño de la Iglesia –en un país de confesión católica- también jugó un rol decisivo a la hora de dar ánimo y perseverancia.
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Sin embargo, a medida que transcurría la jornada del 8 de agosto –y cuando ya se avizoraba el triunfo inminente de la opción contraria al proyecto en el Senado, algo que luego se confirmaría con 38 votos contra 31- un sinfín de “ruidos externos” comenzaban a cobrar protagonismo en cuanto a las alternativas para lograr la despenalización del aborto en el corto o mediano plazo de la manera que sea.
Tal es así que horas después de la histórica sesión se siguió insistiendo en que todo sería “cuestión de tiempo”, que la demanda social proseguiría y que incluso se analizarían posibles caminos como reforma del Código Penal, entre otros.
Un sacudón en la región
En uno de los países donde más se siguió con atención todo el proceso de discusión sobre lo que pudiera pasar con la posible despenalización del aborto en Argentina fue precisamente en su vecino Chile. Si bien en este país rige desde hace 10 meses una ley que permite el aborto en tres causales, el objetivo de los movimientos feministas es lograr que el aborto sea libre de manera general. En las últimas horas ya hubo pronunciamientos en ese sentido.
Pero también hubo ecos en otros países como Paraguay. Mientras se votaba el proyecto de ley en el Senado argentino, en este país también limítrofe llamó la atención la concentración de personas, por ejemplo, en la capital, Asunción, manifestándose a favor del aborto. En Paraguay está permitido solamente en un caso, cuando corre riesgo la vida de la madre. Pero las voces a favor de seguir profundizado el tema empiezan a sonar con más fuerza.
En Brasil, otro de los gigantes sudamericanos, la discusión sobre el aborto también se instaló con fuerza a través del Supremo Tribunal de Brasil (STB) que convocó las primeras audiencias públicas para debatir los artículos del Código Penal que prevén la prisión para las mujeres que abortan (la práctica está sancionada salvo en dos excepciones: riesgo de vida de la madre o violación).
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En México, lo acontecido en Argentina también se siguió con atención. Algo similar sucedió con Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia y hasta Venezuela, país donde desde hace algunas semanas el movimiento feminista también empezó a impulsarlo con vehemencia.
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En tanto, a contracorriente, del otro lado de la mesa, de momento permanecen con posturas contrarias al aborto países como Nicaragua -algo que suena paradójico a raíz de la situación de crisis política y social que ha dejado en los últimos meses en ese país centenares de muertos y heridos- o República Dominicana donde la práctica está prohibida y penalizada en todos los casos. En otros países como Uruguay el tema ya ha sido laudado desde hace algunos años con la despenalización del aborto a través de una ley a partir de la semana 12 de gestación.
Es por todo esto que una de las grandes preguntas que quedan planteadas es si en realidad, tanto en Argentina como en otros lugares del continente lo que prevalece de momento es un triunfo temporal y parcial de la vida.
Todo parece indicar que muy lejos de salir a festejar de manera grandilocuente por un hecho puntual a través de gestos externos, lo más prudente es seguir aportando soluciones concretas y coherentes, como plantea la propia Iglesia en Argentina.
“Se trata ahora de prolongar estos meses de debate y propuestas en la concreción del compromiso social necesario para estar cercanos a toda vida vulnerable. Nos encontramos ante grandes desafíos pastorales para anunciar con más claridad el valor de la vida: la educación sexual responsable, el acompañamiento a los hogares maternales surgidos especialmente en nuestros barrios más humildes para acompañar a mujeres embarazadas en situaciones de vulnerabilidad y la atención a personas que han pasado por el drama del aborto”, expresa la Conferencia Episcopal a través la Comisión Ejecutiva Vale Toda Vida.
Por ende, el desafío pasa, tanto en Argentina como en el resto de América Latina, por no perder de vista lo que verdaderamente importa: trabajar sin cansancio en defensa de los más vulnerables para que la victoria de la vida tenga continuidad.