¿Cómo evitar ser presa de ese dispositivo que ya se ha convertido en una extensión de nosotros mismos?
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Apenas te despiertas por la mañana, ¿lo primero que haces es mirar el smartphone para ver si tienes nuevos mensajes? ¿Este gesto lo repites muchas veces durante el día, incluso cuando estás a la mesa, o con los amigos, o sales con tu pareja?
Y la última acción del día, antes de dormirte, ¿es controlar por enésima vez el correo electrónico, más aún, te acuestas en compañía del smartphone? Pues entonces sufres de una dependencia del smartphone, reconocida ya como una verdadera enfermedad.
Esta patología tiene además un nombre. Aunque no se trata exactamente de una fobia, se la llama “nomofobia”. El término, que es un neologismo utilizado en 2008 en un estudio inglés, está constituido por “nomo”, que no tiene nada que ver con la palabra griega nomos (ley) sino que es en cambio la abreviatura de la expresión inglesa no-mobile, y por el sufijo -fobia, e indica ese estado de ansiedad típico de quien teme quedarse desconectado o de no tener acceso a las redes de telefonía móvil.
Mobile Consumer Behaviour Report 2018
La investigación inglesa Mobile Consumer Behaviour Report 2018, que no duda en definir al celular “inteligente” como la versión digital de la famosísima navaja suiza o cuchillo multifunción del ejército suizo, contiene datos interesantes sobre eluso/abuso de los smartphone.
De esta investigación, llevada a cabo por Textlocal – una plataforma de mensajería empresarial – se desprende que el 85% de los adultos ingleses posee un smartphone y que el usuario medio cambia de celular al menos una vez cada 2 años, gastando el año pasado de media 433,41 libras esterlinas, casi 500 dólares.
Lo que más impacta es quizás el nivel de dependencia del smartphone, cuyo efecto ha sido descrito por un terapeuta “como comparable a la cocaína”, revela el estudio.
De hecho más de la mitad de los usuarios británicos controla su dispositivo en los primeros 15 minutos después de despertarse, quizás porque está buscando trabajo. De hecho más del 89% de las personas que está buscando trabajo considera que el smartphone es un instrumento “esencial”.
El usuario medio, prosigue la investigación de Textlocal, controla su celular unas 10.000 veces al año, de las que 4 veces sobre 10 – o sea, el 40% – por mera costumbre. Precisamente por esto, el coloso estadounidense Apple ha anunciado que ampliará la modalidad Do Not Disturb (“No molestar”) en su sistema operativo.
Uso obsesivo
Casi una tercera parte de los participantes en el estudio, o sea el 30,4%, admite que controla “casi continuamente” las redes sociales durante el día, mientras que la quinta parte, el 21,6%, se dedica “constantemente” al texting, es decir, intercambia continuamente SMS u otros mensajes.
Aunque los usuarios de sexo masculino en la franja de edad 25-44 años son los que más tiempo pasan navegando online, son las mujeres las que más tiempo dedican al intercambio de mensajes por SMS o Instant Messaging (IM).
Los más activos son los usuarios de sexo femenino en la franja de edad 16-24 años. De hecho, más de dos tercios (el 70%) de ellos está “constantemente” pegado al display para intercambiar SMS o mensajes instantáneos breves, revela el estudio.
Una persona de media dedica más de 9 horas a la semana a la navegación en red con el smartphone, es decir, más de una hora al día. De hecho, recuerda la investigación de Textlocal, el año pasado, el tiempo dedicado a la navegación online con el celular superó por primera vez en absoluto al de la computadora.
Problemas de salud
Un uso desmedido del smartphone puede provocar toda una serie de problemas, entre ellos el “síndrome del pulgar de smartphone”, efecto del uso continuo del dedo pulgar en el display o pantalla táctil del celular. Según la investigadora Kristin D. Zhao, de la Mayo Clinic en Rochester, Minnesota (EE.UU.), el uso de celulares smart puede obligar a un movimiento anómalo del pulgar y causar dolores, incluso artritis osteoarticular.
Otros riesgos ligados al uso prolongado del smartphone son la tendinitis en la muñeca y también el síndrome Textneck, un problema en la columna vertebral causado por las posiciones incorrectas de muchos usuarios de dispositivos móviles o computadoras. Y por si no fuese suficiente, estar durante largo tiempo a la pequeña pantalla de los smartphone puede llevar a un abajamiento de la vista y a una degeneración macular de la retina.
El uso excesivo del smartphone se vincula también a problemas como el dolor de cabeza, la depresión y el insomnio. En Italia, el centro de Medicina del sueño del hospital Sacro Cuore Don Calabria de Negrar (provincia de Verona), lanzó el pasado marzo la alarma sobre el creciente número de jóvenes con alteración del sueño, efecto del uso incontrolado de dispositivos móviles.
Hay incluso quien sufre del síndrome “de la vibración fantasma”. Y no son pocos. Según una investigación del Georgia Institute of Technology y hecha pública por la revista Computers in Human Behaviour, cada 9 usuarios sobre 10 lo sufren. “Se perciben e interpretan como vibraciones del celular lo que en realidad son los pequeños y frecuentes espasmos musculares”, explica el autor de la investigación, Robert Rosenberger, citado por ANSA.
Algunos remedios
Una distancia sana del smartphone no vendría mal. Pero ¿cómo lograrlo? Quizás la forma más sencilla sea recurrir al viejo y comprobado remedio de la autodisciplina.
No es fácil, pero con algunos pequeños trucos podría funcionar, especialmente cuando se está trabajando. Como explica un artículo publicado el pasado 9 de julio en el sitio Wtop.com, un primer paso sería controlar el smartphone solo en momentos preestablecidos, sobre todo cuando se está trabajando.
Según una investigación de Microsoft, tras una interrupción para una notificación email o similar hacen falta entre 20 y 25 minutos para volver de manera productiva a la tarea que se estaba realizando.
Si estos trucos o parecidos no funcionan, se podría también recurrir a auxilios electrónicos, como elegir la modalidad Do Not Disturb o — si el sistema operativo lo permite — pasar de la pantalla en color al blanco y negro o a la escala de grises, como sugiere Catherine Price en su libro How to Break Up With Your Phone, publicado en febrero pasado. Existen también apps que pueden ayudar, como Flipd, Checky, Wind Down y Forest.
Cierto, estos recursos son un poco ambiguos, porque sería como pedir al Big Tech, al sector tecnológico, que nos proteja contra la tecnología. Es un poco como usar el fuego para apagar el fuego, observa Oliver Burkeman en el Guardian.
El mismo autor confía personalmente en Ditto. Se trata de un pequeño ingenio que vibra sólo cuando llaman o envían un mensaje ciertas personas, convirtiendo el smartphone así simplemente en “aburrido”. De hecho, dado que nos advertirá cuando suceda algo importante, ¿qué sentido tiene estar controlándolo continuamente?
Para Burkeman, “el problema es que el smartphone, como casi todos los productos de la tecnología, no es simplemente un mal”, porque “son algo peor: una diabólica combinación de bien y de mal”.