El país sudamericano promueve una reunión continental para atender la situación de los venezolanos que tienen que dejar su país. “El mundo está hecho para todos”, claman a nivel de Iglesia.
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“Partí a Ecuador, huyendo del hambre y buscando un mejor futuro. Encontré lo que muchos: rechazo e incomprensión. Aunque algunos corren con suerte, muchos son tratados como animales de carga, como víctimas anónimas de una esclavitud moderna…”
Este testimonio, recogido por Aleteia recientemente a manos del colaborador en Venezuela Carlos Zapata, es más que contundente y cualquier comunicado que busque “dibujar” la situación que están viviendo los venezolanos que están dejando su país se transforma en un témpano de hielo en comparación con estas palabras hechas carne.
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Sin embargo, alguien tiene que poner el grito en el cielo y llamar la atención de una manera más formal. Y esto es lo que han hecho en los últimos días las autoridades ecuatorianas.
“Un tema de orden regional”, expresó el canciller José Valencia al hacer referencia al tema de los “flujos migratorios inusuales” tanto en Ecuador como en otros países de América Latina. No en vano, según estimaciones de la ONU, 2.3 millones de venezolanos han dejado su país debido al contexto actual.
“El Gobierno ecuatoriano como todos los gobiernos de la región concordamos en que la situación generada por el masivo flujo de migrantes venezolanos que salen de su país es un tema de orden regional, es una cuestión que se debe discutir entre todos los países sudamericanos”, enfatizó el canciller ecuatoriano, reproduce una nota difundida por Cancillería.
Es que los episodios de los últimos días y semanas en distintos puntos fronterizos, hasta con ataques y tonos xenófobos de por medio, han marcado un antes y un después en la mirada continental con respecto a la migración de los venezolanos que huyen de grave crisis humanitaria.
Tal es así que Ecuador ha propuesto en las últimas horas una reunión con países de Sudamérica y Centroamérica para tratar el tema del “éxodo del pueblo venezolano”.
El encuentro está previsto para los días 17 y 18 de septiembre en Quito, capital de Ecuador, y fueron invitados Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, México, Perú, Paraguay, Panamá, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
La reunión, según otro comunicado de Cancillería, cuenta con el apoyo de la Organización Internacional de Migraciones (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR.
Entre los objetivos de esta reunión, indica el viceministro de Movilidad Humana, Santiago Chávez, está el “interactuar entre los distintos gobiernos para mejorar el entendimiento de esta problemática y la información respecto a la forma en la que cada país la está afrontando”.
“Es el momento de intercambiar opiniones, de ver que están haciendo los países en diferentes aspectos. Todos los procesos que se está produciendo en América son importantes para que podamos establecer las políticas que son indispensables para afrontar de la mejor forma y de la manera más responsable el flujo inusual de ciudadanos venezolanos”, explicó.
En Ecuador, por ejemplo, recuerda Valencia, “el 80% de los ciudadanos venezolanos que llegan al Ecuador utilizan el pasaporte, es decir, que solamente un 20% venía empleando la cédula de identidad”. Esta situación de pasajes por las fronteras se traslada a otros países del continente como Brasil, Colombia, Perú, entre otros.
Es por ello que con esta reunión se busca encontrar soluciones para un tema que se ha transformado en tema de conversación en América Latina de una manera más que contundente.
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Por su parte, países como Colombia y Brasil han mantenido en las últimas horas un encuentro para abordar el tema de la seguridad en los pasos fronterizos. Ambos gobiernos, indican agencias como ANSA, en base al Ministerio de Seguridad de Brasil, intentan incrementar la “colaboración en el combate al crimen organizado, la seguridad en las fronteras y asuntos migratorios”.
Los ataques a un campamento de inmigrantes venezolanos en ciudad fronteriza de Pacaraima (Roraima) y la posterior expulsión de 1.200 personas del lugar fue uno de los temas centrales. Al igual que la propuesta de Ecuador, en estos países también se entiende que el tema es regional e incluso se manejó la posibilidad de que el tema sea tratado por la Organización de Estados Americanos (OEA).
“El mundo está hecho para todos”
Mientras tanto, a nivel de Iglesia y otras organizaciones desde hace tiempo también se está poniendo el grito en cielo con respecto a estos temas. En ese sentido, el ataque al campamento de inmigrantes venezolanos no ha pasado desapercibido por Comité para las Migraciones de Roraima (Comirr), una red stituciones de la sociedad civil dedicadas al servicio y la protección de los migrantes, destaca un artículo de la agencia Fides.
Este organismo, integrado por Pastoral social, el Servicio Jesuita a Refugiados, las monjas Escalabrinianas y otras ONG laicas, se expresó de manera contundente a través de un duro comunicado –con más de 45 firmas de diversas organizaciones- luego de los hechos de violencia.
“Episodios lamentables como el ocurrido encuentran inspiración en los discursos y en las medidas xenófobas de las autoridades públicas”, expresan.
“La práctica de la violencia contra los extranjeros en situación de vulnerabilidad, además de ser un crimen, provoca su regreso forzado al país del que han huido por violaciones graves y generalizadas de los derechos humanos”, continúan.
“Decimos basta al odio y sí a la acogida”, enfatizan.
Finamente, prosigue Fides, también ha sido muy fuerte como clamor la voz de José Luis Azuaje, arzobispo de Maracaibo y presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela y de Cáritas de América Latina y el Caribe.
“Este mundo está hecho para todos. Las fronteras son líneas imaginarias trazadas para poner orden, pero no para impedir la realización de los seres humanos. El inmigrante es un ser humano que tiene dignidad en sí mismo, independientemente de su raza, credo o ideología”, señala alguien que también se ha encargado de agradecer a la Iglesia de Brasil por la apertura generosa para con sus compatriotas a pesar de todo riesgo y amenazas.
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