¿Cómo saber si mi hijo está a salvo del bullying, de las sectas o las drogas?
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Uno de los interrogantes que se plantean los papás de hoy es si tienen suficiente conocimiento de todo lo que les ocurre a sus hijos.
Las alarmas se disparan cuando salta la noticia de algún escolar que se ha suicidado o que ha provocado la muerte de otras personas, como ha ocurrido recientemente en Estados Unidos.
A los padres les sobreviene entonces una sombra de duda: “Y yo, ¿sé realmente lo que piensa mi hijo y estoy al corriente de sus posibles preocupaciones? ¿Sabría detectar un peligro inminente?“.
Controlar la libertad de los hijos hasta el extremo no es posible y tampoco es deseable, tal como aseguran los psicólogos.
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Entonces, ¿cómo se articula la educación de los niños y adolescentes de tal como que yo reciba la información relevante acerca de ellos?
En primer lugar, hay que decir que la educación es la tarea más importante que reciben los padres, y que no consiste solo en pagarle los estudios a alguien sino en conducirle en el crecimiento como persona.
Es más, lo más importante no es que acabe sabiendo cosas que le hagan ganar dinero ni tampoco que sea famoso. Lo crucial es que llegue a ser una persona buena. Que no es poco.
Seguro que muchos pensarán al llegar a este punto: “Por supuesto que quiero saberlo todo de mi hijo”. Y la verdad es que no se trata de cuantificar.
No hemos de saber el 100% de lo que pasa por su mente, pero sí algunas cosas básicas: su temperamento, su carácter, qué cosas le mueven a obrar bien, sus sentimientos, sus emociones, qué hechos exteriores le han afectado, qué le preocupa de la familia o de la escuela,…
¿ Y cuántas horas al día es necesario hablar con el pequeño para recabar todos esos datos? De nuevo los psicólogos salen al paso: no es cuestión de cantidad sino de calidad, aunque es evidente que no dar nada de tiempo a los hijos no es la vía correcta. Sin embargo, pueden servirte como referencia algunos criterios:
-Nunca te acuestes sin haber visto la cara de tu hijo.
-Atiende a cómo llega a casa: su indumentaria y su olor te hablarán de su actividad reciente y podrás descubrir si está en ambientes de alcohol y drogas.
-Advierte si hay un cambio de comportamiento en él y ahora es más agresivo, apático, hipersensible…
-No desperdicies ocasiones: aprovecha los momentos en que tiene encargos en la familia para hablar con él.
-No permitas que esté mucho tiempo “solo” encerrado en su habitación y con las redes sociales de su teléfono móvil. Empújalo a tratar a los amigos reales.
-Involúcralo en actividades de ayuda a otras personas: en el barrio, en la localidad donde vivís…
-Haz un 360º. Sitúate gracias a la información que pueden darte los profesores en la escuela, tus familiares, sus amigos y los familiares de sus amigos.
-Si eres una persona de fe, es lógico que tus hijos sean tema de tu oración: háblale a Dios de ellos y que Dios te hable de ellos a ti. No sólo pide por ellos: también da gracias, pide perdón por tus faltas y errores como padre…
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¿Cuánto tiempo entonces? Ni mucho ni poco. Lo suficiente. Lo más importante de hablar con los hijos, ¿sabes que es? No que noten tu autoridad o tu control, sino que noten vuestro amor. Si actúas así, tú tendrás paz y ellos estarán más a salvo.
