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"La verdad es humilde, la verdad es silenciosa". "Con las personas que buscan sólo el escándalo, que buscan sólo la división", el único camino a recorrer es el del "silencio" y la "oración".
Lo subraya el papa Francisco en su homilía en la Misa en la Casa Santa Marta del Vaticano el 3 de septiembre de 2018.
El Papa reflexiona sobre el evangelio en el que Jesús, vuelto a Nazaret, es acogido con sospecha.
La Palabra del Señor permite, por tanto, "reflexionar sobre cómo actuar en la vida cotidiana, cuando hay malentendidos".
Y también comprender "cómo el padre de la mentira, el acusador, el diablo, actúa para destruir la unidad de una familia, de un pueblo".
Ningún profeta es bien acogido en su patria
Llegado a la sinagoga, Jesús fue acogido con gran curiosidad: todos quieren ver con sus propios ojos ver las grandes obras de que fue capaz en otras tierras.
Pero el Hijo del Padre Celeste usa solo "la Palabra de Dios", una costumbre que adopta también cuando "quiere vencer al Diablo".
Y es precisamente esta actitud de humildad la que deja espacio a la primera "palabra-puente", aclara el papa Bergoglio, una palabra que siembra la "duda", que lleva a un cambio de atmósfera, "de la paz a la guerra", "del asombro a la indignación".
Con "su silencio" Jesús vence a los "perros salvajes", vence "al diablo" que "había sembrado la mentira en el corazón".
"No eran personas, era una jauría de perros salvajes que le echaron fuera de la ciudad. No razonaban, gritaban. Jesús callaba. Lo llevaron a la cima del monte para despeñarle. Este pasaje del evangelio acaba así: ‘Pero Él, pasando por en medio, se alejó’.
La dignidad de Jesús: con su silencio vence a esa jauría salvaje y se va. Porque no había llegado su hora.
Lo mismo sucederá el Viernes Santo: la gente que el Domingo de Ramos había hecho fiesta por Jesús y le había dicho ‘Hosana, Hijo de David’, decía ‘crucifícalo’: habían cambiado. El diablo había sembrado la mentira en el corazón, y Jesús callaba".
La verdad es mansa
"Esto –afirma el Papa– nos enseña que cuando se da esta forma de actuar, de no ver la verdad, queda el silencio".
"El silencio que vence, pero a través de la Cruz. El silencio de Jesús. Pero cuántas veces en las familias empiezan discusiones sobre política, deporte, dinero, y una vez y otra esas familias se destruyen, en estas discusiones en las que se ve que el diablo está allí y quiere destruir …
Silencio. Dice la suya y después calla. Porque la verdad es mansa, la verdad es silenciosa, la verdad no es ruidosa.
No es fácil lo que ha hecho Jesús, pero está la dignidad del cristiano que está anclada en la fuerza de Dios.
Con las personas que no tienen buena voluntad, con las personas que sólo buscan el escándalo, que sólo buscan la división, que buscan sólo la destrucción, también en las familias. Y oración".
Papa Francisco concluye:
"Que el Señor nos dé la gracia de discernir cuándo tenemos que hablar y cuándo debemos callar. Y esto en toda la vida: en el trabajo, en casa, en la sociedad... en toda la vida. Así seremos imitadores de Jesús".