No siempre es fácil conciliar la vida de pareja y la vida de oración, pero estos diez consejos pueden ayudaros a construir una vida espiritual común.
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El matrimonio no es solo vivir el uno con el otro: es también ayudarse a crecer espiritualmente. Una familia es una “Iglesia doméstica”, como subrayó el papa Francisco en Amoris Laetitia. Y para nutrir esa Iglesia doméstica, nada mejor que la oración regular en pareja. Puede ser un momento muy pequeño, un minuto en la noche antes de acostarse o una oración más elaborada: no hay una oración correcta o incorrecta. Lo importante es que los dos juntos dediquen un poco de su tiempo al Señor. Aquí tienen algunos “trucos” que pueden ayudarles: