En conversación exclusiva con Aleteia, Janeth Márquez analiza la situación del país, así como la migración del voluntariado que huye de la crisis humanitaria de la nación sudamericana
“El Papa está muy informado de lo que pasa en Venezuela, pero queremos llevarle lo que la gente está diciendo”. Lo afirma la directora de Cáritas en diálogo con Aleteia, a propósito de la visita Ad Limina que realizarán los obispos de su país durante el venidero mes de septiembre.
Al consultarle sobre las novedades que podrían brindar al Sumo Pontífice, contestó que el Santo Padre debe saber “cómo en las comunidades hoy la gente se está ahorcando porque no ve otras posibilidades, y la gente pudiendo vivir muchos años está muriendo porque no halla una salida”.
“Lo que queremos decirle al Papa, especialmente a través de nuestro Dicasterio de Desarrollo Social, es que la gente está sufriendo, la gente merece vivir. Y sobre todo, que aquí en Venezuela hay una violación a la dignidad humana y ese es un principio fundamental en nuestra Iglesia, por lo cual tenemos que adoptar una postura y asumir unos planes de trabajo que hemos hecho ante la emergencia”.
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Márquez considera que la Conferencia Episcopal “reconoce el trabajo a un pueblo que sufre” y dijo que continuamente sostienen reuniones en las cuales evalúan la crisis, pero “más que investigaciones, anécdotas y estudios, la gente está viendo cómo en nuestro país la muerte, la migración, la trata y las mafias son las que hoy ellos sufren”.
Advierte además que “mientras hay una crisis para muchos, esta se convierte en negocio para otros”. Por eso, “hoy la Iglesia es una gestora que anima el trabajo de Cáritas y cree en esta bondad que se ha multiplicado en todos los barrios y todas las regiones”.
A través de la directora, la institución social de la Iglesia hace un llamado “para que esa bondad además se multiplique y empiece a haber otro tipo de proyectos que vayan buscando otros medios de vida para construir una nueva Venezuela; pues no nos podemos quedar solamente en la emergencia. Tenemos que ir buscando cómo dar respuesta para solventar esta crisis”.
-La Iglesia Católica admite que en Venezuela la oferta es reducida para atender la demanda de ayuda y servicio. ¿Qué dice Cáritas al respecto?
-Esa es una responsabilidad del Estado que la está asumiendo Cáritas de manera obligante… La Iglesia a través de sus programas sociales ha sido subsidiaria por años de los Estados. Pero los Estados deben ser garantes de los derechos de los ciudadanos: a la educación, a la vida y a la salud. Cuando los Estados tienen algunos problemas pequeños, entonces la Iglesia entra; no en vano ah creado la escuela privada, ha creado el dispensario y hace trabajo comunitario, pero siempre en cantidades modestas. Porque es el Estado el que debe sufragar estas necesidades.
En este momento, las necesidades son tan grandes que la Iglesia, aunque quiera responder, no puede.
-¿A cuánta gente llega la ayuda?
-Hemos hecho un análisis y sólo estamos llegando a un 5% de la población empobrecida. Estamos haciendo llamados a otras organizaciones a sumarse. Pero independientemente de que nos sumemos toda la sociedad civil organizada que hay en el país, no vamos a poder suplir más del 20%, por razones de capacidad. Esto es una responsabilidad del Estado, al que le hemos brindado nuestras manos, nuestro trabajo, nuestro servicios, y nuestra ayuda, porque sabemos que es el que debe activarse.
-Cáritas cuenta con un amplio voluntariado… Hay más necesidades, pero parecerá que hay también más gente ayudando.
-Sí. En los pobres la bondad es muy grande. Nosotros siempre decimos que cuando hay tragedia: los pobres ayudan más a los pobres. El voluntariado aumenta con sus criterios de trabajo y de servicio. No tenemos voluntarios permanentes ya como en otras oportunidades, pero sí hay voluntarios que actúan en situaciones puntuales, coyunturales de crisis; en nuestro caso, en este momento, se han multiplicado por miles esos voluntarios.
En cuanto una evaluación de lo que se ha podido hacer hasta ahorita, toda la grandeza que se ha hecho no obedece a Cáritassino a un trabajo conjunto racias a organizaciones como Fe y Alegría, Cesap, Huellas, Avseu y otras organizaciones de inspiración cristiana que están teniendo una participación importante.
Hace cinco años lo que hicimos fue animar la creación de unas Cáritas parroquiales, que afortunadamente en este momento están dando resultado porque es gente organizada.
-¿Es gente pobre?
-Es gente pobre y con necesidades, pero muy organizados entre ellos mismos.
-Los obispos recuerdan con frecuencia que Venezuela es un país de gente joven. Han activado una acción pastoral ante el éxodo masiva. ¿Cómo le ha afectado esa migración al voluntariado de Cáritas?
-Nos ha afectado tanto a Cáritas como a todas las instituciones de la Iglesia. Nos está afectando la migración, porque son muchos los jóvenes que hemos formado durante años para el trabajo voluntario, y se está yendo la gente formamos.
Pero nos está llegando otro grupo: los de tercera edad. Aunque sí es una problemática a la que debemos ponerle el pulso.
-En medio de las dificultades, ¿cuál es su mensaje para el mundo?
Nuestro mensaje desde Cáritas es que hay un gran horizonte de amor capaz de superar todas las adversidades. Dios y su amor son nuestra promesa y nuestra esperanza.
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