El calentamiento global y la proliferación de insectos amenazan este árbol sumamente simbólico
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“El cedro de Líbano”, una expresión familiar para todos los lectores de la Biblia. Estos árboles, cuya madera se usó para construir el templo de Salomón en Jerusalén, se mencionan varias veces en los Salmos y en muchos otros pasajes de las Escrituras. Sin embargo, ahora, este emblema, un verdadero símbolo del país, ya que incluso aparece en la bandera libanesa, está en peligro de extinción. La causa principal: el calentamiento global.
“Los cedros ancestrales de Líbano han sobrevivido a imperios y a guerras modernas. (…) Sin embargo, después de siglos de actos depredadores por parte de humanos, los cedros de Líbano enfrentan la que es quizá su mayor amenaza: el cambio climático, que podría eliminar la mayoría de los bosques de estos árboles que quedan para el fin de siglo”, advierte Anne Barnard, directora de la oficina de The New York Times en Beirut, en un artículo publicado recientemente.
En efecto, estos cedros necesitan temperaturas bajas para reproducirse. Germinan al final del invierno porque necesitan un período de heladas, preferiblemente con nevadas. Por lo tanto, el cambio climático y el calentamiento global obligan a los cedros a crecer en mayores altitudes.
Un símbolo de la eternidad amenazado de aquí a 2100
“Si el clima se calienta, como se prevé suceda debido al aumento continuo de las emisiones de gases de efecto invernadero en la atmósfera, los académicos advierten que para 2100 los cedros solo podrán prosperar en la punta norte del país, donde las montañas son más altas”, escribe la periodista en el citado artículo. Sin embargo, esta zona está cada vez más infestada de insectos, de nuevo debido al clima que se vuelve más cálido y seco.
Además, la deforestación ha reducido la superficie de los bosques de cedros de varios miles de kilómetros cuadrados hace unos pocos siglos a solo 17 en la actualidad. “El área de cedros más famosa del país, apodada el Bosque de los Cedros de Dios (algunos creen que fue ahí donde Jesús resucitado se apareció ante sus seguidores), fue cercada para su preservación en 1876. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) designó hace veinte años a este bosque como patrimonio mundial”, añade Anne Barnard.
En la actualidad, grupos especializados en la conservación de la naturaleza están tratando de diversificar la ubicación de los bosques de cedros y desarrollar su población. Su objetivo es aumentar su extensión y hacerlos más resistentes a todas las amenazas a las que se enfrentan, para que estos árboles milenarios, auténticos símbolos de la eternidad para el pueblo libanés, puedan seguir existiendo.