El gobierno francés se convierte en el primero en mandar esta “señal a la sociedad”
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Con 62 votos favorables y solo uno en contra – el resto de los diputados presentes se abstuvo – la Asamblea Nacional francesa aprobaba el pasado 30 de julio por vía definitiva una nueva norma, que prohibe en los institutos escolares los teléfonos celulares o smartphones, desde la escuela infantil y la elemental hasta la media (llamada collège). La norma, que entra en vigor ya este septiembre, no incluye por tanto el liceo (o lycée), al que los estudiantes acceden generalmente a la edad de 15 años.
La normativa, que mantiene una promesa hecha durante la última campaña electoral por el Elíseo del entonces líder del movimiento En Marche! (¡En Marcha!) [1] y actual presidente Emmanuel Macron, llenará el vacío dejado en la aplicación del Code de l’éducation (12 de julio de 2010), el cual ya prohibía el uso de los celulares en las estructuras escolares; pero sólo la mitad aproximadamente de las escuelas francesas había actualizado sus reglamentos internos.
La prohibición no es absoluta, pues el reglamento interno de cada escuela puede crear zonas donde el uso del smartphone esté permitido, y también establecer excepciones “para usos pedagógicos” o para alumnos con alguna discapacidad. La norma, por otro lado, no prevé sanciones.
Hoy, al menos el 93% de los jóvenes franceses en la franja de edad entre los 12 y los 17 años posee (o tiene a disposición) un celular o smartphone. El dato se desprende de una investigación llevada a cabo en 2016 por el ARCEP (Autorité de Régulation des Communications Électroniques et des Postes).
El debate político
Con la normativa, el movimiento En Marche! espera mejorar las capacidades relaciónalas y sociales de los niños franceses, declara el representante de grupo en la Asamblea Nacional, Richard Ferrand. “Hoy los niños ya no juegan durante el recreo, están todos ante su smartphone, y desde un punto de vista educativo, esto es un problema”, ha declara a su vez el ministro de Instrucción, Jean-Michel Blanquer, él mismo padre de cuatro niños.
Además de mandar una “señal a la sociedad francesa”, el gobierno del primer ministro Édouard Philippe ha querido dar “una base jurídica mucho más sólida” al Code de l’éducation de 2010, recuerda el ministro de Instrucción, citado por Ouest France. Con ocasión de la votación en primera instancia, el pasado 7 de junio, Blanquer había definido la propuesta como “una ley del siglo XXI, una ley de entrada en la revolución digital”.
La oposición de derechas la tilda, en cambio, de un “simulacro” y de un “buen engaño”, mientras que para el Partido Socialista (PS) se trata de un “cambio puramente estético”, recuerda el Huffington Post, que cita también la opinión de Patrick Hetzel. Para el diputado de Les Républicains, la ley sirve para bien poco, pues el “texto no proporciona ningún marco y ningún castigo por la falta de actuación”.
Las asociaciones de padres y los sindicatos
La norma no convence tampoco a la primera asociación de padres, la Fédération des Conseils de Parents d’Élèves (FCPE). “Este texto no aporta ningún interés pedagógico” y no incluye “ningún aspecto educativo sobre el uso de lo digital”, se lee en un comunicado hecho público el pasado 7 de junio. Para la FCPE, es “un texto que no produce nada” ni tampoco parece “responder a los retos que se plantean” a la juventud francesa.
También otra importante federación de padres, la PEEP (Fédération des Parents d’Elèves de l’Enseignement Public), se muestra escéptica, pero el solo hecho de que sus miembros consideran que será difícil llevar a cabo la normativa. “No pensemos en que sea posible en este momento”, declara el presidente nacional del organismo, Gérard Pommier. “Imagina una escuela secundaria con 600 alumnos. ¿Pondrán todos sus celulares en una caja?”, pregunta.
Por su parte, el secretario general del Syndicat National des Personnels de Direction de l’Éducation Nationale (SNPDEN), Philippe Vincent, recordó que los celulares siguen siendo fuente de trastornos “significativos” en las aulas escolares, a causa de los timbres, de las vibraciones o del hecho que los alumnos se ponen a escribir mensajes apenas el maestro se da la vuelta. Se trata de un problema sentido sobre todo en las escuelas medias.
Una ley “detox” es necesaria
El debate sobre los pro y los contra rápidamente ha superado las fronteras francesas. En un artículo publicado el 8 de junio pasado en el diario británico The Mirror, la periodista Eva Simpson, que es madre de una hija, “aplaude” la iniciativa del gobierno francés, porque “los teléfonos celulares no tienen sitio en las escuelas”.
Según la Simpson, desde que se despiertan — para muchos es lo primero que ven ya que los usan como despertador — hasta cuando se van a la cama, los niños se conectan a las redes sociales, a los juegos y a YouTube, y muchos no tienen la madurez para apagarlo. Al contrario, añade, “admitámoslo, la mayor parte de los adultos no sabe cuándo apagarlo”.
Entre los peligros ligados a un uso descontrolado de los celulares, la autora menciona, además de la obesidad infantil — en vez de jugar al aire libre, los niños prefieren ya estar pegados a la pequeña pantalla — el surgimiento de dependencias. “Estos juegos empujan a los usuarios a seguir jugando”, observa la Simpson, que añade el riesgo del surgimiento de otros trastornos mentales.
“Científicos de la University of Korea en Seúl han descubierto que los niños dependientes de sus celiare tienen más probabilidad de tener trastornos mentales como depresión y ansiedad”, recuerda la autora, que para concluir menciona un estudio de la London School of Economics de 2015, según el cual la prohibición de los celulares en ámbito escolar tendría en los alumnos el mismo efecto que una semana extra de clase.
Hay que educar a los jóvenes
Otros comentaristas o expertos, en cambio, subrayan la importancia de educar a los niños y jóvenes, que serán los adultos del mañana, en el uso de smartphones y otros dispositivos electrónicos. “Nuestras escuelas deben estar en primera línea para asegurar que (los jóvenes) sean capaces de utilizar internet de modo seguro y productivo”, explica también en el Mirror el ex maestro y actual profesor de Educación en la Open University, Peter Twining.
“Incluir el uso de los smartphones en el currículum escolar podría significar quello jóvenes estarán mejor preparados para beneficiarse lo más posible de los cambios tecnológicos que definirán su futuro”, concluye Twining.
De la misma opinión es Simone Fleischmann, presidenta de la asociación que agrupa a los enseñantes bávaros. “Nuestra tarea como maestros es preparar a los niños para la sociedad del mañana. Y la sociedad del mañana será digital”, escribe en el Spiegel Online.
“Si no aprenden en la escuela cómo afrontar los retos de la era digital — ¿dónde, entonces?”, continua Fleischmann, la cual añade que “muchos profesores [….] ayudan a los estudiantes a aprender a gestionar los nuevos medios de forma segura y crítica: ¿Qué es razonable y qué no? ¿Dónde están los límites? ¿Qué está permitido y qué no?”.
También Peter Holnick, padre de dos hijas y director del Instituto para la Pedagogía de los Medios y la Comunicación (Institut für Medienpädagogik und Kommunikation) en Darmstadt, Alemania, subraya en la Süddeutsche Zeitung la importancia de integrar las nuevas tecnologías en el currículum escolar.
Es necesario, advierte, enseñar por ejemplo a los jóvenes cuales son las trampas y los riesgos ligados al uso de internet y de los celulares, cuáles son los trucos que utilizan el mundo de la publicidad y la industria de la música. “Está en su interés que la gente pase más tiempo en su celular”, explica Holnick. Y los jóvenes dirán: “¡Esto no lo sabía!”.
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1] La sigla del movimiento es LREM, de La République En Marche!.