Porque, incluso en las mejores circunstancias, el trabajo más estresante en la tierra es ser madre…
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¿Alguna idea de cuál es la carrera más estresante que podría elegirse?
Tras haber sido pastor durante más de una década, estoy tentado de reclamar mi propia carrera como la respuesta obvia a la pregunta. Después de todo, como sacerdote, trabajo con horarios irregulares, tomo decisiones ingratas, presento muchas quejas y trato con traumas personales, enfermedades y muerte de manera habitual.
Pero luego pienso en que gran parte de mi trabajo es simplemente pasar tiempo con gente interesante, tomar café con los feligreses e ir a la iglesia, cosas todas que me gusta hacer y que apenas se registran en mi mente como trabajo. En cualquier caso, muchas carreras son tan estresantes como la mía, así que estoy dispuesto a admitir que mi trabajo probablemente no sea el más difícil de todos.
Ni tampoco lo son, según parece, trabajos como “oledor de aliento de perro”, “disculpador profesional” o “espantapájaros humano”. (Todos trabajos reales.) A pesar de todo este suspense que estoy añadiendo antes de la gran revelación, puede que ya hayas adivinado la respuesta: el trabajo más estresante en la tierra es ser madre.
La maternidad, incluso en las mejores circunstancias, es estresante. Es un trabajo en el que literalmente no tienes horas libres ni vacaciones y en el que estás a cargo de, como mínimo, otra vida humana.
Las pequeñitas vidas deben permanecer vestidas, alimentadas e ilesas y las madres también tienen la tarea de ayudar a los niños a madurar emocionalmente, a aprender a usar el baño, a comer con cubiertos y a no sumergirse en una fuente pública cada vez que se presenta la oportunidad.
La maternidad no termina cuando los niños ya pueden ir solos en autobús al colegio. A medida que los pequeños crecen, se vuelve más difícil aún.
Las madres deben volver a aprender álgebra para ayudar con sus deberes, pulir sus habilidades psicológicas para dar sabios consejos sobre las relaciones y convertirse en master chefs en casa. Y así es la maternidad en un mundo ideal, con el apoyo de la familia y la sociedad.
Pero ¿y si la sociedad se vuelve en contra de las madres? ¿Qué pasa si hay otras personas que de repente no son tan comprensivas y serviciales? ¿Y qué hay de las madres solteras y las madres con dificultades adicionales? Entonces un trabajo que ya es estresante se convierte en una pesadilla.
Recientemente, Kim Brooks escribió un editorial en el periódico The New York Times titulado “Ser madre en la era del internet y del miedo”. En él, describe cómo las madres están siendo sometidas a arresto y acoso por decisiones simples y lógicas sobre la crianza de sus hijos. Los estudios muestran que la gente está mucho más dispuesta a confrontar a las madres que a los padres, pero incluso en mi experiencia como hombre, el artículo parece acertado.
“Completos desconocidos están más que encantados de criticar el tamaño de mi familia, comentar si mis hijos usan o no casco con la bicicleta y expresar su sorpresa por que caminen descalzos en un parque. Para mi esposa, es peor. Para nosotros, la parte más estresante de ser padres son los otros adultos. Con esto no me refiero a los secuestradores y abusadores, me refiero a la gente capaz de llamar a la policía porque mi hijo estaba solo en la acera durante un instante”, me comentaba un padre. Brooks está de acuerdo: “Comenzaba a comprender que no importaba si lo que había hecho era peligroso, solo importaba que otros padres lo consideraban así”.
El estrés de la intimidación constante está desgastando a las madres. Como respuesta, están haciendo lo que pueden para proteger a sus familias y su propia cordura. Están sobreprotegiendo y sobresupervisando a sus hijos, para que no haya dudas sobre su cualificación para criar a sus hijos. No es el mejor estilo de crianza para los niños, pero en el clima actual es todo lo que las madres pueden hacer.
Con esto en mente, aquí tenéis algunas sugerencias para que las madres puedan dejar de preocuparse por lo que otros adultos pudieran pensar y para que puedan disfrutar de criar una familia.
No criminalices sus decisiones sobre la educación de sus hijos
Esto parece obvio, pero hay muchas madres que han sido denunciadas a la policía o a los servicios sociales por simples decisiones educativas. En una comunidad verdaderamente solidaria y que apoye a los padres, las personas simplemente hablan entre sí sobre estos temas si están preocupadas o, mejor aún, echan una mano. Sería más útil si tuviéramos un poco de empatía antes de llamar a las autoridades de manera moralizante (y anónima).
Confía en el instinto de una madre
Simplemente porque alguien sienta que una madre está cometiendo un error no significa que realmente se esté equivocando. Puede ser tentador criticar las decisiones de una madre en relación a sus hijos, pero hay un simple hecho que debería hacernos dudar: ella conoce a sus hijos mejor de lo que nosotros los conoceremos nunca.
Ella sabe lo maduros que son, cuál es su nivel de confianza ante las nuevas responsabilidades y qué desafíos están listos para afrontar. Si una madre dice que su hijo está listo para tener una navaja de bolsillo o dar un largo paseo por el bosque o ir en bicicleta a su entrenamiento de fútbol, seguramente tenga razón.
Aplaude que permita a sus hijos asumir riesgos
Solo porque un niño parezca estar en una situación de riesgo no significa que la madre tenga que recibir una bronca. Los niños necesitan asumir riesgos para madurar y el peligro es parte del crecimiento.
Los niños que van solos en bicicleta a la casa de un amigo o que trepan a los árboles en el parque no son el resultado de una educación negligente. Es responsable. Incluso cuando un niño se encuentra en una situación verdaderamente peligrosa y otro adulto necesita intervenir, que los niños se metan en problemas es parte de la vida. Eso no significa que su madre sea negligente.
Di algo positivo
Las madres de hoy en día desconfían de todos los extraños que están cerca de sus hijos. Yo recomendaría disminuir el nivel de estrés en el parque comentando lo bueno que es ver a un niño subirse a un árbol o afirmando lo impresionado/a que estás de que su hijo se las haya arreglado para escalar la estructura del patio de recreo por todas las partes equivocadas. Dile lo bonita que es su familia y deséale un buen día.
Las madres tienen quizás el papel más difícil y más importante de toda la sociedad. Si realmente amamos a los niños y apoyamos a los padres de la manera en que afirmamos hacerlo, sustituyamos un clima de estrés y miedo por uno que realmente celebre a las madres y a sus hijos. Gracias, madres, por todo lo que hacéis.