Todavía hay decenas de miles de hogares con techos provisionales o simples lonas que no resistirían una tormenta tropical normal
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El huracán “María”, uno de los más letales en la historia en El Caribe, tocó tierra en Puerto Rico el 20 de septiembre de 2017, causó muertes, inundó los valles costeros, desató deslizamientos de tierra en los terrenos montañosos de la pequeña isla caribeña, dejó sin servicios a hogares, hospitales, escuelas de todo el territorio, haciendo huir a territorio continental a cientos de miles de portorriqueños.
La lucha por las cifras
La semana pasada, en vísperas del primer aniversario del huracán, el presidente de Estados Unidos, en un tuit, advirtió que “no era cierto” que hubiese sido 3.000 los muertos por el paso en Puerto Rico del meteoro. Sin embargo, el gobernador de la isla, Ricardo Roselló, en base a estudios e investigaciones independientes, había informado que el número de muertes ascendió a 2.975 personas.
“Una de las cosas que el huracán ‘María’ ha hecho es descubrir la gran cantidad de pobreza que hay en Puerto Rico, que había sido camuflada por los árboles, las hojas, el bosque”, dijo en su momento el arzobispo de San Juan de Puerto Rico, Roberto González Nieves, en una entrevista con la revista *America* . “Ahora todo está a la vista”, resaltó el purpurado.
Antes del huracán, la tasa de pobreza infantil de Puerto Rico rondaba 60 por ciento. Después de “María”, más de 300 escuelas cerraron por varias razones, incluida la falta de electricidad. Muchos de ellos permanecen cerrados hoy.
La migración de familias enteras a Estados Unidos también continúa, y la economía de este protectorado estadounidense se encuentra, desde hace tiempo, en bancarrota.
Los daños continúan siendo considerables
A un año de “María”, todavía hay decenas de miles de hogares con techos provisionales o simples lonas que no resistirían ya no un huracán categoría 4 en la escala Saffir-Simpson, como lo fue “María”, sino una tormenta tropical o un huracán categoría 1. Por ello, se calcula que 130.000 personas ya han emigrado a Estados Unidos.
“Los aniversarios de los huracanes nos instan a renovar nuestro compromiso de ayudar a los más pobres de nuestro pueblo a reconstruir sus vidas con dignidad”, señaló el arzobispo González Nieves a Jubilee USA Network. “Todos pertenecemos a una familia humana y necesitamos cuidarnos unos a otros”, resaltó el prelado.
Ya antes de aquél fatídico 20 de septiembre de 2017, Puerto Rico vivía en una pérdida de respuesta de emergencia y de personal médico debido a los recortes de austeridad impuestos a la isla que luchaba con una crisis de deuda de 72.000 millones de dólares.
A medida que continúa la recuperación de huracanes, Puerto Rico atraviesa un proceso de bancarrota diseñado por el Congreso. “Nuestra gente se siente en un estado de incertidumbre un año después del huracán y estamos sufriendo medidas de austeridad por la crisis de la deuda”, dijo el reverendo Heriberto Martínez, secretario general de la Sociedad Bíblica de Puerto Rico y líder de una coalición para aliviar la deuda de la isla.
¿Podrá salir del túnel oscuro?
Muchos portorriqueños ven con desesperanza el futuro. Las estimaciones de reconstrucción y recuperación para Puerto Rico oscilan entre 95.000 y 140.000 millones de dólares. El Gobierno y la junta de recaudación fiscal encargada por el Congreso de la isla, solicitan un paquete de reconstrucción de 125.000 millones de dólares.
Sin embargo, durante el último año fiscal, que concluye el próximo 30 de septiembre, el Congreso de Estados Unidos y el Gobierno federal de este país, aprobaron aproximadamente 35.000 millones de dólares de ayuda para la isla. Solamente un tercio de lo realmente requerido.
“El Congreso y la Casa Blanca deben contar con la ayuda restante para que Puerto Rico pueda reconstruir y resistir el próximo huracán”, señaló Eric LeCompte, director ejecutivo del grupo Jubilee USA Network. LeCompte testificó ante el Congreso y la junta de supervisión de Puerto Rico sobre la crisis financiera de la isla.
En el aniversario de “María”, el director ejecutivo de Jubilee señaló con claridad: “Si un huracán menor golpeara la isla hoy, veríamos un gran sufrimiento que podría haberse evitado. El tiempo corre”.