Actúa ya si tu hijo, enganchado a un videojuego, ya no vive en el mundo real
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De entre las cosas que cambiaron en los últimos años, nada ha impactado tanto como la revolución de las tecnologías basadas en la microelectrónica, tal como las describe el sociólogo Manuel Castells. No sólo son tecnologías que se han expandido y logrado lo imposible, sino que se han democratizado alcanzando vastas audiencias.
Cuando la generación que hoy cría niños vivía su infancia, probablemente, ya tenía acceso a algún tipo de videojuego. Pero para ir a los arcades había que tener dinero. Para comprar un nuevo videojuego también, y en algunos casos mucho. Y en última instancia, cuando se lograba dominar el juego, éste se acababa. Ninguna de esas tecnologías era portátil, nada de esto era algo que podía hacerse a espaldas de los padres.
Esa generación “Nintendo” hoy ejerce la paternidad y puede creer que lo que sus hijos hacen tiene algo que ver con aquello que ella podía hacer. Pero las reglas son radicalmente distintas.
Sus hijos no necesitan pedirle dinero prestado para jugar a un videojuego; ese videojuego nunca será igual porque permanentemente desarrolla nuevos escenarios que se descargan por internet; la dificultad es permanentemente renovada porque no es el sistema el adversario, sino los amigos o incluso desconocidos; y detrás de las pantallas hay personas que viven de hacer que se pase el mayor tiempo posible frente a la pantalla. El videojuego no fue desarrollado y comercializado. El videojuego se hace a partir de los comportamientos de los usuarios: aprenden juntos para estar el mayor tiempo posible juntos.
¿Qué riesgos puede haber?
“Los videojuegos no suponen ningún riesgo para los niños en sí mismos, éste depende de su contenido y del uso que hagan de ellos”, explica la psicóloga infanto juvenil Belén Mata, del Hospital Universitario Austral.
Entre las claves que da para que las familias puedan acompañar las fascinaciones de los chicos por los videojuegos sugiere acompañarlos en el descubrimiento y uso. “Los niños pequeños necesitan que se les expliquen los contenidos de lo que están viendo para entenderlo y elaborarlo. Intentar ver la televisión o los videos con los hijos y comentarlos con ellos, y compartir un momento de juego con los videojuegos que le gustan. También ayudarlos a desarrollar una actitud crítica”, explica.
Es necesario, aclara, que los padres establezcan normas y límites claros y precisos para el uso, decisión que, naturalmente, implica “asumir conflictos que muchos padres prefieren evitar porque quieren mantener con sus hijos ‘relaciones armónicas’, y renuncian así al papel de guías que los niños necesitan”.
La adicción al video juego puede conllevar estos cambios conductuales a los que los padres deben estar atentos:
- cambios en el comportamiento,
- aislamiento,
- alteraciones en la vida cotidiana para usar las TIC’s como el deseo de faltar a clase,
- abandono de otras actividades que antes eran gratificantes,
- recurrencia a mentiras o engaños para poder jugar,
- incapacidad de controlar el uso
- cambio de hábitos en el sueño y la alimentación.
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¿Qué hacer?
En suma, la licenciada Mata invita a los padres a:
- Conocer las normas (Pan European Game Information), PEGI, para elegir junto a los niños los juegos que les gustan, teniendo en cuenta que se ajusten a sus intereses y nivel evolutivo. Y respetar las edades recomendadas para cada videojuego.
- Compartir con los niños el mundo de los videojuegos y jugar – Establecer ciertos límites en el tiempo que dedica a esta actividad sin prohibir su utilización.
- Favorecer otros momentos de juego.
- No es recomendable utilizar las TICs como recompensa o castigo. – Si observas a tu hijo más nervioso o agresivo con un juego es importante lograr que se detenga poniendo en palabras que observas esta conducta en él.
- Tener en cuenta los riesgos ante desconocidos. Jugar online tiene dos posibilidades: una es jugar con amigos y la otra es establecer conversación con otros jugadores. En este caso, hay que explicarle el riesgo al que se expone y que sólo juegue con pares conocidos.
Generar hábitos saludables
“El rol del adulto es crucial para generar alternativas, abrir espacios compartidos, que tengan un significado especial para todos los involucrados. Actividades tales como cocinar, hacer una tarea doméstica, jugar, salir a pasear, estimular la lectura y los juegos de palabras, pueden adquirir importancia para el niño si el adulto se involucra”, explican las médicas del servicio de Medicina Familiar del Hospital Universitario Austral Camila Giménez y Celeste Berecoechea.
Además, insisten en dar el ejemplo y en hacer el esfuerzo en brindar alternativas al reclamo de aburrimiento. En ese sentido, un buen consejo es “fomentar siempre la actividad física como hábito saludable, incorporándola a la rutina diaria y generando diferentes opciones”. Se trata de generar hábitos saludables.