La procesión en honor a la patrona y un día marcado por una profunda oración por el país sudamericano Este domingo a lo largo de Chile y en cada parroquia se realizan procesiones de la Virgen del Carmen, patrona del país. Tradición que viene desde 1778, y que desde 1971 se decidió llevarla a cabo el 30 de septiembre, por ser el mes de la Patria, y se incorporó de manera especial el día de la Oración por Chile.
En la Arquidiócesis de Santiago la peregrinación se inicia en el kilómetro 0 de la capital, en Plaza de Armas, donde se encuentra la iglesia el Sagrario (al costado de la Catedral Metropolitana) y desde donde la Virgen del Carmen recorrerá las calles céntricas de la ciudad. Los fieles llevan pañuelos blancos en sus manos para saludar a la “Madre de Chile”, que es escoltada por religiosos y destacamentos de las Fuerzas Armadas (ella además es Generala Jurada de las Fuerzas Armadas y de Orden).
La Cofradía de la Virgen del Carmen, que reúne a todas las camareras de la Patrona de Chile. Son ella las que se preocupan de conservar y vestir la imagen de la Virgen y el Niño; y cumplen a cabalidad con la misión de difundir la devoción a la Carmelita y el amor a Chile. También participan activamente la organización de la procesión de cada año junto al Arzobispado de Santiago.
La procesión de este año se enmarca en la rogativa “Nacer de Nuevo” (Juan 3,7) a raíz de la crisis que vive la iglesia. Esta frase es la que más se escucha entre laicos y consagrados; porque el chileno reconoce y anhela una nueva Iglesia. Los textos escogidos para la promoción de esta procesión es el poema “La Iglesia que yo amo”, del Padre Esteban Gumucio, SS.CC y Siervo de Dios.
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“Amo la iglesia de la diversidad, la difícil iglesia de la unidad. Amo la iglesia del laico y del cura, de San Francisco y Santo Tomás. La iglesia de la noche oscura y la asamblea de larga paciencia. Amo la iglesia abierta a la ciencia y esta iglesia modesta con olor a tierra, construyendo la ciudad justa con sudores humanos…”. Esta es una de las estrofas del poema escrito por el padre Esteban; donde se muestra la iglesia profética de Chile.
Para Juan Gallardo, de la Parroquia San Diego de Alcalá, “para nosotros la procesión significa mucho, ya que esta es la oportunidad que tenemos como católicos para mostrar nuestra fe y que la iglesia está viva”.
Una iglesia viva, como dice Juan, es lo que se mostrará en las calles céntricas de ciudades y pueblos de Chile; sin importar la cantidad de gente que asista, lo vital es rezar unidos por esta iglesia que renace y como dice el padre Esteban Gumucio “La Iglesia que yo amo es la Santa Iglesia de todos los días. La encontré, peregrina del tiempo, caminando a mi lado: la tuya, la mía, La Santa Iglesia de todos los días”.