No tenían ni artilugios tecnológicos ni softwares, pero los santos sabían alguna que otra cosa que les ayudaba a establecer bien sus prioridades
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Vivimos en una era en la que ahorrar tiempo es un preciado valor de nuestra cultura; se ha convertido incluso en toda una industria. Tenemos maravillas tecnológicas, desde ordenadores a robots, que hacen múltiples cosas para nosotros. Leemos libros usando técnicas de gestión del tiempo, empleamos herramientas de administración del tiempo y softwares y comemos en restaurantes de comida rápida o preparamos comidas “instantáneas” para no perder largas horas en la cocina.
No obstante, a menudo nos comportamos como si no supiéramos qué hacer con esos maravillosos minutos ahorrados. Los desperdiciamos descuidadamente navegando por los medios sociales en nuestros smartphones, mirando estérilmente la televisión o haciendo actividades que no nos acercan ni a nuestros seres queridos ni a Dios.
Muchos santos y padres de la Iglesia a lo largo de los siglos abordaron el tema del tiempo. Merece la pena recordar su sabiduría, que puede ayudarnos a poner las cosas en perspectiva. ¡Sus reflexiones no podrían llegar más a “tiempo”!