La fuerza del corazón de una madre
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¿Alguna vez te has preguntado si tus hijos recuerdan algo del tiempo que pasaron en tu vientre? Un nuevo video contesta esta pregunta: lo que recuerdan es el sonido del corazón de su mamá. En un experimento se ve como las madres dejan a los niños solos en un cuarto y se notan intranquilos y con miedo. A través de unos altavoces escuchan el sonido del corazón de su madre, que se encuentra en la habitación de al lado, e inmediatamente los niños se calman y hasta sonríen.
El video es muy emotivo, y nos confirma algo que muchas veces no creemos: el tiempo que pasa un bebe en el vientre de su madre es determinante en la relación y el apego que ese niño siente con su mamá.
Para ese bebé ese sonido es único, y no es solo el sonido de su corazón: es su aroma, su olor, sus movimientos, sus gestos, son todas las cosas que tiene su madre que los acercan a su presencia en este mundo.
Es el primer rostro que ve, la primera voz que oye, la primera caricia que siente… Hasta cuando estamos mayores esa voz, ese olor nos tranquiliza y nos puede calmar en el peor de nuestros momentos.
Esa sensación, llamada apego, se desarrolla desde el vientre de la madre, hasta los primeros años y dura para toda la vida. No importa si la madre trabaja o no, si da lactancia natural o biberón: El apego se desarrolla en el tiempo que pasa la madre con su hijo compartiendo juntos piel con piel. Y el apego tiene mucha importancia ya que se convierte en el referente principal del niño para conocer la realidad y adentrarse al mundo. El apego le da la confianza para crecer ya que sabe que su madre siempre estaá detrás protegiendo sus pasos.
Para las madres: nunca dudemos del poder que tiene nuestro vínculo con nuestros hijos. Así estemos lejos o distanciados, siempre hay algo que nos une, algo que es más fuerte que nosotros mismos. Aunque a veces sentimos que ya no nos necesitan, porque ya crecieron, recordemos que nuestro corazón fue el primer sonido que oyeron y que parte de lo que son, es gracias a su madre.
Para los hijos: cuiden ese vínculo, los que todavía tenemos a nuestras madres debemos agradecerles todo lo que han hecho por nosotros y sobre todo agradecerles el amor con el que nos trajeron al mundo. Estuvimos en su vientre, sí, pero primero estuvimos en su corazón.