Desde el año 2000, el número de cesáreas se ha duplicado a nivel global, revela un estudio publicado por la revista “The Lancet”
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Entre el 2000 y el 2015, el número de partos por cesárea se ha duplicado en el mundo. Lo revela un informe difundido por la revista médica The Lancet con el título Global epidemiology of use of and disparities in caesarean sections con ocasión del XXII Congreso mundial del International Federation of Gynecology and Obstetrics (FIGO), programado en Río de Janeiro (Brasil) del 14 al 19 de octubre de 2018.
Según la investigación, basada en datos relativos a 169 países del globo y que cubren el 98,4% de todos los nacimientos que tuvieron lugar en el mundo, durante el año 2015 aproximadamente 29,7 millones de niños (es decir, el 21,1% de los 140,6 millones nacidos vivos) vieron la luz a través de parto por cesárea, es decir, casi el doble respecto al año 2000, cuando eran aproximadamente 16 millones (el 12,1% de los 131,9 millones nacidos vivos).
Algunos datos
Del estudio, coordinado por la ginecóloga belga Marleen Temmerman, de la Universidad de Gante (UGent), en Bélgica, y afiliada al Aga Khan University de Kenya, se desprende que el recurso al bisturí para hacer nacer a los niños era hasta diez veces más frecuente en los países de América Latina y del Caribe, donde se utilizaron en casi la mitad de los nacimientos (el 44,3%), respecto al África central y occidental, donde el parto cesáreo se usaba sólo en el 4,1% de los partos. En Sudán del Sur, el recurso a la cesárea supone sólo el 0,6% de todos los nacimientos, mientras que en la República Dominicana, el porcentaje llegaba al 58,1%, la tasa más alta en absoluto.
Son por lo demás 15 los países donde los nacimientos mediante cesárea superan el 40% del total, entre ellos Brasil y Egipto (ambos con el 55,5%), Turquía (el 53,1%), Irán (el 45,6%) y Cuba (el 40,4%). Inferiores al 40% – pero con todo muy superiores a la tasa “ideal” o considerada “óptima” del 10-15% – son los porcentajes registrados en Norteamérica (el 32%) y Europa occidental (el 26,9%). En el 2000 la tasa era del 24,3% en EE.UU. y del 19,6% en Europa, recuerda el informe.
Si bien el aumento del recurso al parto por cesárea en el periodo 2000-2015 ha tenido lugar en todas las regiones del mundo, ha sido más rápido en las regiones de Europa oriental y del Asia central (con una tasa media de variación anual del 5,5%) y del Asia meridional (el 6,1%).
En cambio, el aumento más lento ha tenido lugar en las regiones del África central y occidental (una tasa media de variación anual del 2,1%) y del África meridional y oriental (el 2,0%). En ambos casos, observa el informe, se trata de regiones donde en 2015 el recurso al parto por cesárea era aún inferior al 10%.
Según los autores del informe, dos factores o desarrollos han contribuido al aumento generalizado del número de partos por cesárea. Por un lado, ha habido de hecho un incremento del porcentaje de nacimientos que tuvieron lugar dentro de las estructuras sanitarias, que han incidido un 66,5% (dos tercios) en el aumento, y por el otro lado se ha comprobado también un incremento del uso de la cesarea en estas estructuras (eww otro 33,5%).
Causas o formas de disparidad
Según el informe, la proporción de nacimientos a través de la cesárea ha sido “significativamente” más alta en países con mayor nivel de desarrollo socioeconómico, de mujeres con una instrucción secundaria, de urbanización, con una densidad más alta de médicos y una fertilidad más baja.
En lo que respecta a la relación entre parto por cesárea y el acceso a la educación superior, los datos de Brasil muestran, por ejemplo, que menos de la quinta parte (el 19,4%) de las mujeres menos instruidas (o sea, con menos de ocho años de educación escolar) recurre al bisturí, respecto a más de la mitad de las mujeres con un nivel de educación alto (el 54,4%).
Es significativa también otra forma de disparidad dentro de un mismo país o región. Por ejemplo, en Etiopía, la incidencia de las cesáreas es solo del 2% a nivel nacional, una cuota que sube, sin embargo, al 21,4% en la capital Addis Abeba, según el informe. Entre las distintas provincias de China la tasa de nacimientos que tuvo lugar por cesárea varía entre el 4% y el 62%, mientras que en varios Estados de la India, la tasa oscila entre el 7% y el 49%.
Otra forma de disparidad es la registrada entre estructuras privadas y públicas. El recurso al parto por cesárea es 1,6 veces más alto en estructuras privadas (el 18,3%) respecto a las públicas (el 11%), revelan los datos procedentes de 69 de los 82 países de renta media y baja contemplados en el dossier. El uso intra-institucional del parto por cesárea en estructuras privadas superaba en 12 países incluso la mitad de los nacimientos, prosigue el estudio, aunque la gran mayoría de los casos observados en los 69 países en cuestión se efectúa en estructuras públicas: de media, el 81%.
Fuente de preocupación
La coordinadora del informe, Marleen Temmerman, no oculta una cierta perplejidad. “El embarazo y el parto son procesos normales, que suceden de forma segura en la mayor parte de los casos”, declara la ginecóloga, que citada por ScienceAlert expresa preocupación por el aumento de las cesáreas “por razones no médicas”, pues comportan riesgos tanto para las parturientas como para los nascituros.
“La cesárea es un tipo de intervención de cirugía mayor”, recuerda a su vez Jane Sandall, experta en salud materna en el King’s College London. Los riesgos ligados a ella “requieren una atenta consideración”, por lo que “debería realizarse sólo cuando se requiere desde un punto de vista médico”, advierte.
Aunque la cesárea sigue siendo un instrumento salvavidas cuando se presentan complicaciones durante el parto, como hemorragias o estrés fetal, sin embargo no está exenta de riesgos, recuerda la Organización Mundial de la Salud (OMS), que por este motivo ha publicado una serie de directrices para acompañar el informe.
Respecto a las mujeres que tienen un parto natural, las que se someten por primera vez a una cesárea tienen un riesgo 3,1 veces mayor de necesitar transfusiones de sangre, además un riesgo 5,7 veces mayor de una histerectomía no planificada y finalmente un riesgo 6 veces mayor de verse ingresadas en cuidados intensivos, recuerda el Guardian (4 de octubre de 2017).
La placenta accreta (llamada también “placenta adherente”), una complicación que puede causar una hemorragia a la mujer después del parto, está hoy aproximadamente 600 veces más difundida respecto a los años 50 del siglo pasado, un aumento que los científicos vinculan al aumento del número de partos por cesárea, continua el diario. Los casos de pacientes con acretismo placentario constituyen por ejemplo el 38% de las histerectomías ligadas a los partos por cesárea, y mueren hasta un 7% de las mujeres afectadas, recuerda el Guardian.
Dado que la mayoría de las mujeres que prefieren la cesárea la consideran una práctica más segura para ellas mismas y para el bebé, los médicos jóvenes se están convirtiendo en expertos en este tipo de intervenciones, pero están perdiendo la competencia necesaria para poder asistir de forma segura a los partos vaginales, observa el informe en la parte de las conclusiones.
Aunque en muchas partes del mundo hay un recurso excesivo al parto por cesárea, en algunas partes este tipo de intervención sigue estando fuera del alcance de mujeres que realmente lo necesitan, una situación que afecta sobre todo al África subsahariana y a las mujeres más pobres.
“En varios países, la proporción de nacimientos con parto por cesárea entre las mujeres pobres y vulnerables es cercana al 0%, lo que implica que algunas mujeres y niños mueren, porque no pueden acceder a la cirugía salvavidas durante el parto”, subraya el informe.
“En los casos en los que se presentan complicaciones, las cesáreas salvan vidas, y debemos incrementar su accesibilidad en las regiones más pobres, haciéndolas universalmente disponibles”, concluye Marleen Temmerman, “pero no se debería hacer un uso excesivo de ellas.”