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El Papa San Juan Pablo II fue un gran enamorado del rosario. Toda la vida lo promocionó de la mejor manera: rezándolo; en público, en privado, en los grandes acontecimientos, sobre todos aquellos en los que se debía -por las malas circunstancias- invocar la paz.
Gracias a él, hoy miles de personas rezan el rosario con frecuencia, quizás porque ha demostrado y enseñado cuánto bien hace tener esta buena práctica.
Lo podemos ver en su carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, enteramente dedicada a esta oración, y en donde agregó los “misterios luminosos”.
"Tenemos que redescubrir la profundidad mística encerrada en la sencillez de esta oración, tan querida por la tradición popular", dijo el 16 de octubre del 2002 al presentar la carta.
De esta carta y de otras intervenciones del papa polaco, hemos extraídos algunas de las frases más significativas sobre esta estimada oración del santo rosario: