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Una visita a la “Prisión de Cristo” en Jerusalén, una parada popular de hace tiempo en el tour del Santo Sepulcro

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Vittoria Traverso - publicado el 22/10/18
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El lugar donde supuestamente Jesús fue encarcelado antes de su crucifixión era una de las visitas más populares entre los peregrinos de la Edad Media

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En la actualidad, la Prisión de Cristo, una pequeña capilla griega ubicada en un extremo del complejo de la iglesia del Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja de Jerusalén, es considerada un lugar de menor importancia para los visitantes del complejo del Santo Sepulcro, donde Jesús fue crucificado, sepultado y donde más tarde resucitó.

Sin embargo, en el medievo solía ser uno de los lugares más frecuentados del complejo y atrajo a peregrinos de toda Europa desde al menos el siglo XII. Un estudio reciente publicado en Speculum: A Journal of Medieval Studies, obra de Anthony Bale, profesor de Estudios Medievales en Birkbeck, Universidad de Londres, explora la importancia que tuvo la “Prisión de Cristo” para los cristianos medievales.

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Ian and Wendy Sewell | CC BY-SA 3.0

La “Prisión de Cristo” es una diminuta capilla ubicada en un extremo del complejo de la iglesia del Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

En su artículo, titulado God’s Cell: Christ as Prisoner and Pilgrimage to the Prison of Christ [La celda de Dios: Cristo como prisionero y la peregrinación a la Prisión de Cristo], Bale señala que, aunque los Evangelios no mencionan el lugar donde Jesús estuvo recluido durante su arresto, sí mencionan el hecho de que fue encarcelado, lo cual condujo a los cristianos medievales a empezar a buscar la cárcel que lo retuvo. En el siglo IX, un monje bizantino hizo mención a un “calabozo donde Cristo estuvo cautivo con Barrabás”. Y aunque muchos otros lugares en Jerusalén aseguran ser ese “calabozo”, en el siglo XII la “Prisión de Cristo”, entonces ya convertida en una pequeña capilla, atraía a la mayoría de peregrinos y se había convertido de facto en la ubicación del encarcelamiento de Cristo.

Según algunas descripciones documentadas de los visitantes del siglo XII, la prisión solía contener algunas reliquias y objetos que pertenecieron o se asociaron con Jesús, como un “cepo de mármol” donde introdujo sus pies o las cadenas con las que fue preso.

CRUSADER,BATTLE

PD

Cuando los cruzados se apoderaron de la iglesia del Santo Sepulcro, rediseñaron, agrandaron y anexaron la “Prisión de Cristo” al complejo de la iglesia del Santo Sepulcro.

Según explica Bale, la capilla solía ser independiente pero, a mediados del siglo XII, cuando los cruzados consiguieron el control de la iglesia del Santo Sepulcro, fue rediseñada, ampliada y anexada al complejo mayor. Fue entonces, según el investigador, cuando se apropiaron de las prisiones de las tradiciones griegas locales y fueron “repensadas por los cruzados como parte de su imperio espiritual, en el cual era primordial la devoción a la vida y sufrimiento de Cristo”.

Es más, Bale señala que la idea de la prisión era de profunda relevancia durante la Edad Media, cuando muchas prácticas cristianas occidentales, como en los santuarios y las celdas monásticas, iban destinadas a conseguir un despertar espiritual a través de la restricción física. La Edad Media es también el tiempo en que el concepto de Purgatorio se fue haciendo más popular entre los creyentes, muchos de los cuales buscaban intencionalmente ser “purgados” del pecado a través de un sufrimiento correctivo.

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Britchi Mirela | CC BY-SA 4.0

La fascinación con la prisión y el despertar espiritual que podría generar contribuyó a que la “Prisión de Cristo” se convirtiera en un importante lugar de peregrinación cristiana en la Edad Media.

Según se señala en la web The Medievalist, esta fascinación con la cárcel y el despertar espiritual que quizás generaría está condensada en un comentario que dejó un peregrino, Felix Fabri, que visitó Jerusalén allá por 1480:

Entonces, tan pronto estuvimos todos dentro, los sarracenos tiraron enseguida de las puertas de la iglesia a nuestras espaldas, las cerraron con cerrojos y cerraduras, como suelen hacer los hombres después de arrojar violentamente a los ladrones dentro de una mazmorra, y se fueron con las llaves, dejándonos así prisioneros en la más deliciosa, luminosa y espaciosa de las prisiones, en el jardín del preciosísimo sepulcro de Cristo, al pie del monte del Calvario, en medio del mundo. ¡Oh, qué encarcelamiento tan dichoso! ¡Qué cautiverio tan deseable! ¡Qué reclusión tan placentera! ¡Cuán dulce es el encierro por el que el cristiano es encerrado y aprisionado en el Sepulcro de su Señor!

Hoy en día, la capilla, cuyos muros más antiguos se remontan al 330, presenta decoraciones bizantinas típicas de la tradición eclesiástica griega que representan a Cristo sosteniendo la cruz, además de los cepos donde se cree que Jesús tuvo sus pies mientras preso. Las visitas pueden organizarse como parte del tour general del complejo de la iglesia del Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

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