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¿Cómo un aborto espontáneo afecta a los padres? 5 hombres comparten su experiencia

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Anna O'Neil - Aleteia Inglés - publicado el 28/10/18
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Su perspectiva única puede ayudar a otras parejas a apoyarse mutuamente en su dolor compartido

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Siempre que hay una conversación sobre un aborto espontáneo, se centra en la madre. Ella estuvo más cerca que nadie al bebé perdido y lo que ha vivido suele ser traumático. Sin embargo, al mismo tiempo, no podemos ni debemos olvidar a los padres. Ellos también han perdido un hijo y tienen el mismo derecho a penarlo.

Incluso los padres con los que he hablado han sido reacios a centrar la atención demasiado en ellos. Siguen redirigiendo mi atención a sus esposas, recordándome que “mi mujer lo pasó muchísimo peor”. Aun así, el sufrimiento no es algo que deba compararse nunca. Y en lo referente a un dolor tan personal, hay lugar para escuchar las voces de todos.

Estas son las experiencias de cinco de los padres con los que he hablado: Jeremy, Stephen, Josh, Matt y Chris. Su perspectiva, espero, puede ayudar a otras parejas a acompañarse en el camino de su aflicción compartida.

La impotencia única del padre

La palabra surge una y otra vez en las conversaciones. “Mi esposa y yo perdimos a dos el año pasado”, me dijo Jeremy. “Me sentí tan impotente. Es mi responsabilidad proteger a mi esposa y literalmente no hay nada que pueda hacer”.

Stephen recuerda el día en que “mi esposa pasó aquel tiempo agónico en el baño, conmigo esperando fuera”. El miedo no le es ajeno en absoluto: “Estuve en el Ejército. Me enseñaron a gestionar el miedo, el pánico, cualquier emoción que enturbie la mente”. Pero eso no hizo que aquel día fuera menos desgarrador: “Sabía que ella estaba sufriendo y yo no podía hacer nada para ayudarla”. 

“Lo más duro de este mundo es ver cómo a tu esposa se le rompe el corazón y no poder hacer nada al respecto”, coincide Josh.

Todo el que pierde a un hijo tiene una sofocante sensación de impotencia. Desearías por encima de todo tener el control, pero no es así. Un padre se siente desvalido de una forma única, debido a su amor no solo hacia su hijo, sino también hacia su esposa.

Reconocer la pena de un padre

En un mundo donde hay poquísimo espacio para reconocer el dolor de una madre es de esperar que exista todavía menos apoyo para los padres. Según Matt, “mi esposa es prácticamente la única que sí lo reconoció. Muchas de las conversaciones se quedan centradas en su pérdida… pero nosotros los padres lloramos la pérdida también”.

Chris, que se apresura en añadir que recibió mucho apoyo de su parroquia y su comunidad, me dijo que, aun así, “la mayoría se centraba en el dolor y la experiencia de mi esposa. Otros hombres que habían pasado por un aborto no deseado entendían mejor la situación”.

Josh recuerda que hubo mucha “preocupación y apoyo, sobre todo dirigidos a mi mujer. Unas cuantas personas reconocieron puntualmente mi dolor también, pero no tardaban en priorizar: ‘Vaya, debe de ser muy duro para los dos, pero debe de ser mucho más duro para tu esposa’”.

La último que quiere cualquier hombre es abrirse paso a la fuerza en la conversación con una actitud del estilo “Bueno, ¿y yo qué?”. Así que, por lo general, guardan silencio. Con todo, Josh afirma: “Yo perdí a un hijo también, pero eso a la gente parece resultarle demasiado incómodo de entender… que un hombre pueda estar también tan implicado emocionalmente con sus hijos no natos”.

¿Qué significa ser fuerte?

En cierto momento, recuerda Josh, alguien le dijo: “Sé un hombre, supéralo y ya está”. 

“Claramente tenemos definiciones diferentes de lo que significa ser un hombre”, comenta. Esto parece ser un elemento clave. ¿Qué significa ser hombre en lo referente a la aflicción ante una muerte? Muchos hombres hablaron de su instinto inicial de “entrar en modo protector”, de reprimir la pena hasta que sus esposas pudieran afrontarlo.

“Reprimí mi dolor porque pensé que tenía que ser fuerte por mi esposa”, cuenta Steven. “No creí que mi dolor valiera mucho, teniendo en cuenta que ella había perdido a su hijo de una forma más íntima de lo que yo entenderé jamás. Algunos hombres quizás tengan que hacer eso por sus esposas, renunciar a su duelo hasta que la esposa esté recuperada. Mi esposa necesitaba saber que yo también estaba afligido. De hecho, guardarme mi dolor para mí mismo hubiera dificultado su curación”. Después de todo, ella no quiso que él fuera fuerte, al menos no de la forma que él pensaba.

Parejas y comunidades, unidas en el dolor 

Chris y su esposa confiaron en sus sacerdotes y su parroquia para ayudarles con el duelo. Chris recuerda cuando por fin se derrumbó y lloró “en los brazos de nuestro pastor y de otro amigo sacerdote que ofició la misa fúnebre”. La misa en sí, me cuenta Chris, “me resultó crítica en el proceso de duelo”.

Otros confesaron cuánto apoyo mutuo encontraron en su matrimonio, cuánto alivio encontraban en llorar juntos. Josh recuerda que su director en el trabajo se interesó naturalmente por cómo se encontraba.

La mayoría de padres conocía historias de amigos o incluso familiares que quisieron rebajar la pérdida como insignificante, pero también recordaban constantemente las historias de apoyo. No solo apoyo de sus esposas, sino también de sus amigos, colegas de trabajo y hermanos feligreses.

Todo el mundo necesita que le apoyen en el dolor. Doy gracias a estos hombres por compartir sus experiencias, por recordarnos a todos nosotros que podemos mostrar nuestro interés tanto por la madre como por el padre que ha perdido a un hijo.

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