Según un estudio publicado el pasado 18 de octubre, Leonardo da Vinci tenía un estrabismo que podría ser el origen de su singular manera de dar a ver las cosas
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Según un estudio publicado en la rigurosa revista JAMA Ophtalmology, mensual de referencia en oftalmología, Leonardo da Vinci tenía una forma de estrabismo… que habría influido en su genialidad, contribuyendo a hacer de él uno de los artistas más reconocidos de su tiempo. Según el autor del estudio, Christopher W. Tyler, profesor de la escuela de optometría y de ciencias de la visión de la Universidad de la City de Londres, el estrabismo está muy presente en la obra del maestro italiano. Y en particular en una serie de autorretratos, aunque también en retratos. En efecto, el maestro italiano reconocía él mismo que el retrato refleja en parte la apariencia de su autor. Su estrabismo le habría dado una visión diferente del mundo, contribuyendo a su singular realización artística.
Otra visión del mundo
Christopher W. Tyler supone que el genio italiano sufría exotropía intermitente, un tipo de estrabismo en el que los ojos no están alineados correctamente y apuntan a direcciones distintas. El experto realizó esta constatación después de haber analizado a los personajes retratados por el genio en seis obras maestras diferentes, como los célebres cuadros de Salvator Mundi y San Juan Bautista. Tras haber ajustado círculos y elipses en torno a las pupilas, los iris y los párpados, notó que un ojo se orientaba hacia el exterior de forma recurrente. “Observando su trabajo, constaté un marcado estrabismo en todas sus pinturas”, explica Tyler, señalando la “pronunciada divergencia de los ojos”. Esta forma de estrabismo habría sido el origen de una visión monocular que habría dado al genio italiano una perspectiva diferente: “Aquello que mirara se asemejaría más a un lienzo plano que a una pantalla en tres dimensiones, como en nuestro caso”, declara. Este hecho le habría permitido “traducir” más fácilmente “las cosas sobre el lienzo”.
Un caso que no es único
“Esta circunstancia es más beneficiosa para un pintor, porque mirar el mundo desde un solo ojo permite concentrarse mejor en las superficies planas más cercanas”, explica el profesor. Este caso no es único, se da en otros artistas. Se sabe, recuerda Christopher W. Tyler, que Rembrandt y Picasso sufrían también de estrabismo y que Edgar Degas estaba aquejado de una degeneración de la visión. En lo relativo a Da Vinci, aunque la tesis parezca difícil de verificar tantos siglos después, sigue siendo “muy interesante explorar las raíces de su genio”.