Este consejo probado y cierto es literalmente tan viejo como el mundo
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Sé que soy entrenadora personal y todo eso, pero cuando mis clientes me preguntan algo de nutrición, a veces sencillamente no sé qué decirles. No es porque no conozca los fundamentos de una buena nutrición, que los conozco. Y no es porque no conozca las diferentes ventajas e inconvenientes de las distintas estrategias, desde la keto al ayuno intermitente, que las conozco. Sobre todo es porque hay tantísimas teorías y estrategias diferentes flotando por ahí y todo el mundo tiene diferentes ideas sobre qué funcionará o no para sí mismo (y, por extensión, para todo el mundo), que parece casi inútil dar ningún consejo.
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Si les digo que equilibren sus macronutrientes a 40/30/30 (40 por ciento carbohidratos, 30 por ciento grasa, 30 por ciento proteína), constantemente me hablan de que a su primo le fue muy bien con la keto. Si les digo que prueben con el ayuno intermitente, me explican que padecen hipoglucemia y que no pueden pasar más de tres horas sin picar algo. Y si les digo lo que realmente pienso —que hay que comer alimentos que crezcan y vivan y respiren y no preocuparse tanto por contar las calorías—, me miran como si estuviera majareta.
Parece una locura, lo sé, pero es bastante sencillo: deberíamos comer alimentos que vengan de animales y plantas. Y deberíamos comer más de la versión de las plantas. De hecho, según indicó hace poco The Atlantic, simplemente comer más fibra de frutas y verduras es tan eficaz para perder peso como cualquier otra dieta novedosa, pasajera y complicada; además de que es mucho mejor para tu salud y bienestar generales:
Como ha escrito mi colega Ed Yong, las dietas bajas en fibra hacen más homogéneas las bacterias intestinales, posiblemente durante generaciones. Los ratones que son alimentados con dietas altas en fibra tienen alergias alimentarias menos graves, potencialmente debido a que las bacterias intestinales descomponen la fibra en ácidos grasos de cadena corta, lo cual fortalece el sistema inmunológico.
Un estudio más reciente con ratones encontró que una dieta baja en fibra puede producir inflamación en los intestinos. Todavía necesitamos más estudios para comprender exactamente cómo interactúan la fibra y el microbioma en los humanos.
Sin embargo, sí sabemos que las comunidades de cazadores-recolectores en Tanzania y en otros lugares, que no consumen dietas occidentales, consumen unos 100 gramos de fibra al día y tienen unos microbiomas mucho más diversos que los occidentales…
Pero no tienes que dejar de comer las cosas que te gustan: la gente pierde casi el mismo peso solamente comiendo mucha fibra que siguiendo complicadas dietas, incluso si consumen ligeramente más calorías en el proceso.
Sinceramente, esto no debería ser una sorpresa escandalosa. Aun así, cuando digo a las personas que en realidad solo tienen que comer más fibra vegetal, se sorprenden. “¡No puede ser tan fácil!”, dicen. Quieren que les ofrezca unos números que contar y una fórmula que seguir, pero la cuestión es que solamente hay una fórmula para comer sano. Y no la encontrarás en un libro de nutrición… la encontrarás en la Biblia:
“Y Dios continuó diciendo: ‘Yo les doy todas las plantas que producen semilla sobre la tierra, y todos los árboles que dan frutos con semilla: ellos les servirán de alimento’”.
Ea. Ahí está, en el primer capítulo del Génesis: comed las plantas y frutos que Dios nos dio, sed felices y estad sanos.
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