Un personaje muy querido en Bolivia, lugar donde dejó un verdadero legado
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En Bolivia aún persiste una antigua tradición vinculada a la festividad de Todos los Santos (entre el 1 y 2 de noviembre) que tiene que ver con t’antawawas (muñecos de pan) y la representación a través de caretas.
En esta oportunidad, de la mano del artista Víctor Cruz, uno de los rostros que han cobrado protagonismo ha sido el de Sebastián Obermaier, un sacerdote alemán fallecido en 2016 y que dejó una huelle indeleble en la localidad boliviana de El Alto.
Precisamente, su rostro, se ha convertido en una de las ofertas más atractivas en cuanto a estas caretas de yeso refiere.
“Para este año hice como novedad la careta del padre Obermaier, quien fue un personaje muy querido en la ciudad de El Alto”, recordó a Página Siete este artista, quien este año elaboró miles de caretas de yeso, medio que le sirve como sustento para darle de comer a sus hijos.
“Para mí es muy satisfactorio hacer esas caretas, no por el dinero, sino por la felicidad de las personas al ver una figura con el rostro de un ser querido que perdió la vida”, expresa este hombre que pretender mantener viva esta particular tradición.
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¿Quién era este cura alemán?
Obermaier nació en el año 1934 en plena Alemania nazi. Pero fue recién en 1949, luego de la Segunda Guerra Mundial, y gracias a la influencia de la fe católica de su familia, cuando decidió ingresar al seminario para ser sacerdote.
De ahí en más comenzó un fuerte periplo que lo transportó a Venezuela y que lo terminó llevando a Bolivia, más específicamente a la ciudad de El Alto. Fue ahí donde a lo largo de más de 30 años ha estado desarrollando una labor que ha dejado una marca profunda en su gente y en la ciudad. Incluso, como gesto de cercanía, rápidamente aprendió la lengua aymara para poder tener mejor comunicación con los lugareños.
Su obra quizás más emblemática es la Fundación Cuerpo de Cristo con enorme influencia tanto religiosa como social con un trabajo dirigido a jóvenes, niños y ancianos. También se manifestó, por ejemplo, con la Casa del Niño, Formación técnica laboral, Centro de Adultos Mayores, Telemaratón por la sonrisa de un niño alteño, entre otros, recordaba hace un tiempo El Diario.
Pero este sacerdote también se destacó por ser un gran constructor de Iglesias y de alguna manera quien le diera impulso al avance de la Iglesia católica en esa famosa ciudad boliviana. Se calcula que fueron más de 50 los templos que construyó en la ciudad alteña y que le dieron al lugar un toque característico a través de sus coloridos y diseños.
“No hay ciudadano que llegue desde cualquier punto de Bolivia que al ver los templos diga: estas son las torres del P. Sebastián”, manifestó Remigio López, vecino de Villa Adela, quien da a conocer que las obras del párroco son muy conocidas a nivel nacional y que en Alemania lo apodaron como “Sebastián Torres”, reproducía Iglesia Viva en base a la Agencia Veritas cuando hace un tiempo recordó su legado, que también se hizo palpable en la educación.
En ese sentido, gracias a su fórmula un “templo, una escuela” fue posible en el lugar el desarrollo de varios centros educativos. Pero su legado más importante, en realidad, es el que ha tocado el corazón de la gente. Gracias a sus proyectos sociales este cura ha logrado sensibilizar a varios sectores y hasta el día de hoy solo restan palabras de agradecimiento de parte de los más vulnerables.
¿Quieres conocer más de su historia?
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