Mostrar gratitud es reconocer que no todo depende de nosotros. Es saber recibir los buenos momentos y valorarlos pero también aceptar los menos buenos
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Quienes tienen el hábito de ejercitar la gratitud como un gesto espontáneo desarrollan en su interior una profunda dicha. Es la alegría de agradecer, de entregar y de compartir. Desde la gratitud, siempre hay una mano tendida hacia el prójimo.
La gratitud aleja la atención de nuestro propio ego para dirigirla hacia quienes nos rodean. Nos reconcilia con la vida invitándonos a apreciar lo que tenemos, más que a lamentar aquello que nos falta.
Con frecuencia, los santos nos impresionan en mayor medida por su deslumbrante gratitud. A menudo su testimonio se muestra más en la expresión de su gratitud, casi siempre alegre.
Aquí tenéis siete consejos de santos cuyas inspiradoras frases pueden ser guía en el camino de la práctica de la gratitud cotidiana, tanto en los días buenos como en los malos.