Evelyn Miralles, natural de Venezuela, dirige la actividad en el espacio de los astronautas de la NasaCada astronauta de la Nasa que hace una caminata espacial para cumplir con su misión, agradece la ayuda de Evelyn Miralles. Ella es, nada más y nada menos, que el cerebro de la realidad virtual en la agencia espacial estadounidense.
No solo es la única mujer en un equipo conformado por los ingenieros más calificados en los Estados Unidos, sino también la única hispana y la única venezolana en el laboratorio de realidad virtual de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
A pesar de que lleva más de 24 años trabajando en el centro espacial más importante del mundo, y cerca de 10 años sin venir a Venezuela, Evelyn Miralles asegura no haber perdido nada de la cultura del país caribeño.
Esta ingeniera venezolana lidera desde hace más de 20 años el programa de realidad virtual de la agencia espacial de EEUU, donde entrena y prepara a cada astronauta para el momento en que sale de la nave o de la estación espacial internacional y se enfrenta a los elementos desconocidos del espacio.
“Uno no siempre piensa lo importante que es esto, pero cuando un astronauta sale por primera vez de la nave, básicamente se está tirando hacia la Tierra, hacia el espacio… y eso puede causar mucho miedo”, dice Miralles en una entrevista. “Es una sensación que no se puede explicar […] Puede entrarle pánico o congelar a la persona, pero al entrenarlo con este sistema [de realidad virtual] antes de salir, ellos ya tienen una visión de lo que van a vivir”.
Como toda su familia, Evelyn estudió en el colegio Santa Rosa de Lima de Caracas y luego pasó a la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) donde cursó Administración por dos años. Después se fue a Estados Unidos donde finalmente pudo estudiar lo que quería: gráfica en computación. Afirma que fue la buena base en matemática y física en el Santa Rosa de Lima y en la Católica lo que la ayudó en un principio. “Tenía conocimiento en los cálculos y gracias a eso di bastantes tutorías”, según explica.
Esta científica venezolana, cuyo acento es hoy indefinido, aún incluye modismos criollos que salen a relucir en su hablar coloquial. Tampoco olvida ciertos platillos de nuestra gastronomía ante cuya sola mención se le hace la boca agua.
Confiesa que extraña el queso blanco y compra plátano cada vez que consigue. Al menos una vez a la semana también prepara arepas a sus hijas de 13 y 17 años. “La cultura no se pierde”, afirma. Revela que lo que más le hace falta, como a cualquier caraqueño, es la naturaleza: ver El Ávila o tener la playa tan cerca. “Yo he vivido en Houston y viajo bastante pero no hay comparación con la belleza que tú ves allá. Da tristeza que no he podido verla desde hace tiempo”, expresa.
A los 49 años, comenzó a trabajar en NASA, pero no se dedicó primero a la realidad virtual, pues aún no existía ese grupo en la agencia. Una de sus primeras tareas fue construir un modelo gráfico en 3D de un posible hábitat en la Luna, que aunque no se ha usado aún podía ser factible si algún día se utiliza como lugar de despegue hacia Marte. Sin embargo, fueron esos modelos en 3D y las simulaciones que diseñó Miralles lo que demostraron a sus supervisores que ella tenía la aptitud para ser integrada al equipo de ingenieros que desarrollaron el software gráfico y las simulaciones para la reparación del telescopio Hubble en 1993.
“Nunca he sentido limitaciones por ser hispana o por ser mujer. Al contrario, siento que el ser mujer me da ciertas ventajas”, asegura Miralles. “Trabajamos y pensamos diferente y es por las diferencias que uno puede producir cosas más extraordinarias. Eso es lo que hemos hecho nosotros en nuestro laboratorio. Pensar diferente enriquece el producto final”.