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Todos conocemos el temido aumento de peso durante las vacaciones. Son muchas las tentaciones, los dulces, los turrones... Esto no supondría un problema si los típicas dulces navideños existieran solo en Navidad, pero ahora que la temporada festiva explota en Acción de Gracias y se prolonga ininterrumpidamente durante todo diciembre, resulta excesivo.
A mi edad, ya no puedo pasarme el mes de diciembre entero en una comilona sin fin. No es bueno para mi salud. Pero, además, si reflexiono un poco, me doy cuenta de que vivir en una comilona constante tampoco es bueno para mi salud mental.
Por qué se recomienda vivir el Adviento
Es cierto. Hay familias religiosas comprometidas que adoran el Adviento por su significado espiritual, pero no tienes que ser una persona religiosa para apreciar los beneficios que supone celebrar el Adviento. Lo más evidente es que retrasar la celebración de Navidad le da un descanso a nuestra cintura. Sin embargo, además de la salud física, pasar un tiempo de Adviento es un hábito beneficioso que promueve el bienestar e incluso permite el disfrute de la Navidad.
A continuación indicamos algunos de los beneficios mentales del Adviento:
1Reducir del estrés
Un gran número de personas afirman que sufren estrés en Navidad (“Nervidad… y angustioso Año Nuevo”). Acumulamos estrés cuando intentamos que esta época sea perfecta, compramos demasiado y comemos demasiado.
Puede llegar a ser tan grave que el índice de infartos aumenta a finales de diciembre. Se llama “infarto de Año Nuevo”.
Hay mucha menos presión durante el Adviento. No hay fiestas, regalos que deben ser completamente perfectos ni comilonas. Esta época reduce y contiene el periodo de estrés a una parte más pequeña de nuestras vidas, de forma que no solo sobreviviremos a otro año sino que disfrutaremos mucho más de las vacaciones.
2Autorreflexión
La cuenta atrás hasta Año Nuevo es un momento natural para hacer algo de autorreflexión. Existen numerosas ventajas en tomarse un tiempo para detenerse y pensar. Estas ventajas pueden ser desde aprender de los errores del pasado hasta tomar un poco de perspectiva.
El Adviento, con sus temáticas sobre la espera y el silencio, sirve de apoyo. En última instancia, es una bonita forma de prepararse para una feliz Navidad, ya que nos ayuda a centrarnos en lo que de verdad importa conforme se acercan las fiestas, y nos da cierto respiro antes de adentrarnos en las celebraciones.
3Aprovechar al máximo el tiempo en familia
Puesto que, quienes celebramos el Adviento nos frenamos a propósito antes de lanzarnos a por la Navidad, las películas navideñas y los villancicos en la radio durante todo el día, podemos centrarnos en los momentos con la familia sin tener tantas distracciones.
Hay algunas tradiciones típicas, como encender todos juntos las velas de la Corona de Adviento, abrir una casilla del Calendario de Adviento, decorar el árbol de Navidad o poner el portal de Belén, que permiten disfrutar de la vida del hogar, contemplar y dar gracias por nuestros seres más queridos.
También hay más tiempo para beber un chocolate caliente al lado de la chimenea y jugar a juegos. Al tomarnos más tiempo para hacer más llevadera la recta final hacia Navidad, podremos apreciarla mejor junto a nuestros seres queridos.
4Retrasar el disfrute
La Navidad es maravillosa. Por eso nos volvemos locos el día de después de Acción de Gracias colocando luces navideñas en todos los arbustos, árboles y ventanas. Por eso dedicamos habitaciones enteras a nuestra colección de figuritas de Papá Noel y vemos Solo en casa unas 50 veces cada año.
Sin embargo, darse el gusto de empezar tan temprano las festividades puede hacer que la sensación de alegría disminuya y que algunas personas se cuestionen lo larga y cansina que puede llegar a ser esta época.
Si esperamos un poco y celebramos el Adviento hasta bien entrado diciembre, no estamos diciendo que la Navidad sea mala, sino que estamos protegiendo lo maravillosa que es al no debilitarla y al retrasar su disfrute.
La teoría es que debemos esperar un poco ejerciendo el autocontrol para que la recompensa después sea mayor.
En otras palabras: cuando celebramos el Adviento, la Navidad se vuelve mucho mejor.