Este lugar se levantó luego de grandes esfuerzos, muy avanzados para la época, y de sacrificios de un pueblo creyente. El 8 de diciembre es la fiesta de la Inmaculada Concepción, y en Santiago de Chile se celebra desde el santuario que lleva su nombre en la cima del cerro San Cristóbal. En este lugar se encuentra la imagen de María que mide 14 metros de alto y que se posa sobre un pedestal cuya altura es de más de ocho metros; todos quienes viven o visitan la capital no pueden dejar de conocer este lugar que conjuga recogimiento y turismo.
La fiesta de la Inmaculada en Santiago se inicia con una peregrinación el 7 de diciembre (Chile es un país de peregrinaciones) por la tarde, donde miles de devotos suben los más de 5 kilómetros para llegar a los “pies de la Virgen”. Con cantos y oraciones los chilenos y migrantes cierran el mes de María con esta caminata de esfuerzo y esperanza; y el 8 de diciembre comienzan las distintas Misas presididas por el arzobispo de Santiago.
El Santuario de la Inmaculada ha sido testigo de importantes mensajes para todos los chilenos. Es aquí donde el papa Juan Pablo II inició su visita apostólica y pronunció las siguientes palabras:
“Desde este lugar que a los pies de María ha sido durante más de medio siglo un faro de esperanza, saludo y bendigo a todos los habitantes del país, desde Arica al Cabo de Hornos y hasta la isla de Pascua; pero de una manera especialmente entrañable a los que más sufren en su cuerpo y en su espíritu: a los hombres, mujeres y niños de las poblaciones marginales; a las comunidades indígenas; a los trabajadores y a sus dirigentes; a quienes han sufrido los estragos de la violencia; a los jóvenes, a los enfermos, a los ancianos. Tienen también acogida en mi corazón de Pastor todos los chilenos, que desde tantas partes del mundo miran con nostalgia a la patria lejana. Como Sacerdote y Pastor pienso con amor en todos aquellos que, cediendo a las fuerzas del mal, han ofendido a Dios y a sus hermanos: en nombre del Señor Jesús los llamo a la conversión para que tengan paz”.
Más imágenes aquí:
También fue en este lugar donde San Alberto Hurtado en 1938 reunido con cientos de jóvenes con velas encendidas mirando a la ciudad les decía esto:
“Mis queridos jóvenes: la impresionante ceremonia que se realiza esta noche está llena del más hondo significado. En lo alto de un cerro, bajo las miradas de nuestro Padre Dios y protegidos por el manto maternal de María que eleva sus manos abiertas a lo alto intercediendo por nosotros se reúne caldeada de entusiasmo una juventud ardiente, portadora de antorchas brillantes, llena el alma de fuego y de amor, mientras a los pies la gran ciudad yace en el silencio pavoroso de la noche…en lo alto Jesús y sus apóstoles, a los pies una gran muchedumbre y más allá las regiones sepultadas en las tinieblas y en la oscuridad de la noche del espíritu. Y Jesús conmovido profundamente ante el pavoroso espectáculo de las almas sin luz les dice a sus apóstoles ustedes son la luz del mundo… Ustedes son los encargados de iluminar esa noche de las almas, de caldearlas, de transformar ese calor en vida, vida nueva, vida pura, vida eterna”.
Estas palabras aún retumban y se transmite a los jóvenes de Chile.
Este santuario se levantó luego de grandes esfuerzos, muy avanzados para la época, y de sacrificios de un pueblo creyente. Los papas León XIII y Pío X propusieron que, durante el año 1904, se celebrara el quincuagésimo aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. Asumiendo la invitación, el arzobispo de Santiago, Mariano Casanova y Casanova, pidió al presbítero don José Alejo Infante Concha, provisor oficial del Arzobispado de Santiago, que organizara una reunión de sacerdotes y laicos “a fin de dar a conocer los deseos de los ilustrísimos soberanos Pontífices León XIII y Pío X de celebrar con grande entusiasmo y con festividades religiosas el dicho aniversario…”.
El presbítero Alejo Infante propone, a esta comisión, que la celebración central consista en la colocación de una imagen de la Inmaculada Concepción, de gran tamaño en lo más alto del cerro San Cristóbal. Comienza entonces la misión de buscar alguna imagen, se decide por la reproducción de la llamada “Virgen de Roma”.
El cerro San Cristóbal fue gran desafío, para llegar a la cumbre solo existía un pequeño sendero. Se decidió ensanchar el camino y construir puentes para asegurar la ejecución de las obras. El 8 de diciembre de 1904 se peregrinó desde la Catedral de Santiago hasta el pórtico de las Monjas Teresianas. Ahí, monseñor Mariano Casanova, arzobispo de Santiago, bendijo la piedra que posteriormente fue tomada por algunos padrinos y llevada hasta la cumbre del cerro.
Este 8 de diciembre se cumplen 110 años de la bendición de la imagen de María Inmaculada. Tal como hace más de un siglo miles de chilenos y ahora también migrantes celebrarán a la Inmaculada en la cima del cerro San Cristóbal.