Una talla del siglo XIV: la “Mare de Deu de la Seu” (la Madre De Dios de la Catedral) de Palma de Mallorca. Su seno materno alberga un gran tesoro
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¡Cuánta sensibilidad e ingenio demostró el artista artesano del siglo XIV que creó esta preciosa talla de la Virgen María!
Esta imagen gótica de la Madre De Dios está situada en lo alto del ábside central de la Catedral de Palma de Mallorca. Allí la colocó el genio Antonio Gaudí, queencargo idear y ejecutar un proyecto de restauración litúrgica del templo para convertirlo en la “catedral de la luz, el espacio y el color”.
El arquitecto Gaudí debió de pensar que quien se siente en la nave central de la iglesia más majestuosa de esta isla mediterránea podrá alzar la mirada para admirar esta escultura de la Virgen María, la llamada en mallorquín “Mare de Deu de la Seu”, es decir, “Madre De Dios de la Catedral”.
Se trata de una figura de la Mater de casi dos metros de altura que se encuentra en perfecto estado de conservación y que atesora un maravilloso secreto. En sus brazos sostiene al Niño Jesús y destaca por sus colores dorado y azul.
Quien tiene el privilegio de subir hasta el alto del ábside donde se encuentra la imagen podrá descubrir este secreto. Al tirar de una cuerda sujeta a una llave situada en el costado izquierdo de María se abrirá una puerta y con ella un “cielo estrellado”.
Estamos ante una Virgen-Sagrario cuyo seno materno atesoró durante años a Jesús Eucaristía. Es el vientre de María el que conservaba el Pan Consagrado, la Reserva Eucarística, “bendito es el fruto de tu vientre, Jesús”.
Como explica Joan Darder, deán de la Catedral de Palma de Mallorca, “este singular Sagrario tiene una decoración que refleja el genio de la verdadera piedad: traducir el amor y la verdad con ternura y belleza. El interior del vientre de esta imagen de María está decorado con un cielo estrellado (azul celeste y estrellas de oro). Probablemente la idea tiene su origen en una antífona medieval mariana: “Quem coeli capere non poterant, tuo gremio contulisti” que significa “llevaste en tu seno Aquél a quien los cielos no habían podido contener”.