Los obispos argentinos denuncian la legalización del juego online
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Tanto en la provincia de Buenos Aires como en la Ciudad, distritos en los que habitan cerca de 20 millones de personas, se produjeron estas semanas avances legislativos para regular el juego online. ¿El propósito? Formalmente, alegan promotores, se trata de regular una actividad, combatir la clandestinidad, y gravarla para obtener beneficios y destinarlos a planes sociales e incluso a la obtención de fondos para combatirla. Pero surgen muchas dudas por las consecuencias del aval a la actividad.
A nivel político, el bloque porteño Evolución emitió un duro comunicado en el que citaron a la Organización Mundial de la Salud y su nueva lista de adicciones, en la que se menciona a los juegos online. Y mencionaron el caso español, en el que años después de la reglamentación del juego online estudios, según escriben, advierten un descenso en la edad de inicio de la ludopatía.
Desde la Conferencia Episcopal también llegaron esta semana, en dos ocasiones, advertencias sobre este impulso a la apuesta online. Ya a principios de diciembre, con la introducción del tema en la Ley Fiscal e Impositiva de la Provincia, la Comisión Nacional de Pastoral de Adicciones y Drogadependencia había advertido que “cada casa puede ser un casino”. Y detallaba las consecuencias que podría tener el nuevo escenario en jóvenes y los más pobres:
· “Cualquier joven desde el celular podrá estar en línea con la enorme oferta que presenta el juego online, la población de alta vulnerabilidad en la que vivimos recibirá mensajes ambiguos y peligrosos. ¿Cómo recibe un chico en esta situación que el Estado, en vez de pensar en su capacitación y en su primer trabajo, le ofrezca ‘timba’ como posible solución a su vida?”
· “Qué decir de aquellos pobres que en medio de la crisis económica que atraviesa el país pueden pensar en una ‘posible solución mágica’ a su situación; sabemos por experiencia el dolor que causa en la familia cuando el juego se torna peligroso”.
Tras la aprobación en la legislatura de la ciudad, se emitió un nuevo comunicado en el que advirtieron, bajo los mismos conceptos, que no creen que se justifique la decisión argumentando que el negocio se da en la clandestinidad: “se antepone un objetivo meramente recaudatorio y legalizan el negocio de unos pocos sin considerar los daños que deja.”
Gerardo Castillo Ceballos, profesor de la Universidad de Navarra, España, escribió en junio de este año en un artículo reproducido en la web de la Universidad que pese a la ilegalidad de la apuesta de parte de menores, hay niños de 12 años que ya están apostando y muchos de ellos llegan a ser ludópatas. Como describe, se sirven de distintas estratagemas como el pedirle prestado a un amigo mayor de edad su pin. El atractivo de la industria deportiva, y su abrumadora publicidad, es un coctel que en ocasiones le resulta difícil de resistir a un joven.
Respuesta oficial
Según una carta del presidente de Instituto Provincial de Lotería y Casinos Matías Lanusse, en respuesta a los comentarios de la Pastoral de Adicciones y en defensa de las introducciones realizadas, asegura que “en la actualidad se encuentran en funcionamiento y operando cientos de páginas que ofrecen este sistema. La oferta está ahí, al alcance de la mano y sin ningún control”. “No hacer nada significa mirar para otro lado”, alega, y escribe que la legislación permitirá ejercer límites para cuidar y proteger a los vecinos. Esta asistencia, asegura, se da con una línea de atención telefónica y centros de asistencia al juego compulsivo y distintos centros de atención a las adicciones en distintos municipios.
En España
Más allá de la respuesta del funcionario, hay estadísticas de países donde el juego online está legalizado que preocupan. En el Anuario del Juego en España 2018, presentado por la empresa de apuestas Codere y la Universidad Carlos III se lee que el mercado de las apuestas online en el país ha crecido a un ritmo de un 20% anual. El escenario está llevando a que se baraje una ley que limite la publicidad de los juegos de azar y las apuestas en línea, tal como se ha hecho con el tabaco.