Su sabiduría es simple, pero profunda
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A medida que los días nos acercan a la celebración de la Navidad, nuestros corazones empiezan a pensar en muchas cosas distintas y, en ocasiones, distraemos nuestra atención de la preparación necesaria para recibir a Jesús en nuestras vidas de nuevo el día de Navidad.
¿Qué podemos hacer para mantenernos centrados y preparar nuestros corazones de manera sencilla para celebrar el nacimiento de nuestro Salvador?
Santa Teresa de Calcuta tiene una profunda sabiduría al alcance de todos que puede guiarnos a lo largo de la temporada de Adviento, en especial en los últimos días antes de la Navidad.
El tiempo de Adviento es como la estación de la primavera en la naturaleza, cuando todo se renueva y aparece fresco y lozano. El Adviento debe producir en nosotros precisamente este efecto… renovarnos y hacernos lozanos, capaces y dispuestos a recibir a Cristo, cualquiera sea la forma en que quiera presentársenos. En Navidad, Él se nos muestra como niño, pequeño, indefenso, completamente necesitado de su madre y de todo lo que el amor de una madre puede dar. La humildad de su madre la hizo capaz de servir. Si nosotros queremos que Dios nos colme realmente, debemos vaciarnos a través de la humildad de todo el egoísmo de nuestro interior.
Su consejo quizás no resulte nada novedoso, pero su poder es inmenso si dejamos que se extienda en nuestras vidas durante esta época del año.
Es fácil dejarse arrastrar por la marejada de festines y regalos y que el egoísmo nos inunde en el proceso: ansiamos la Navidad por lo que esperamos recibir y no por lo que daremos. Es este interés propio el que nos impide celebrar una Navidad honesta con todo nuestro corazón.
La clave está en la humildad y en la caridad de espíritu que busca servir a los demás por encima de todo. Si podemos sintonizarnos con este espíritu, nuestra Navidad será una experiencia diferente y seremos capaces de recibir al Niño Cristo en nuestros corazones.
Esta Navidad, intenta implementar el consejo de Madre Teresa y espera con emoción la Navidad por la oportunidad de sacrificarte por el bien de los demás.