El obispo habló del equilibrio para la vida y se metió al agua con varios surfistas
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Funciona desde 2017 en Mar del Plata la Pastoral del Surf. En la capital del verano argentino, por historia, por capacidad, por actividades, un grupo de deportistas del mar puso en marcha un camino espiritual a partir del deporte que aman. Estos días, el Obispo de Mar del Plata monseñor Gabriel Mestre bendijo en Playa Waikiki, al sur de la Ciudad, las tablas que los acompañarán durante la temporada.
El Obispo habló acerca del “equilibrio” necesario para el surf y para la vida, luego dio la bendición, y finalmente se metió al agua con varios surfistas para realizar juntos el gesto de la ronda en el mar, según informó la diócesis de Mar del Plata.
Además, este fin de semana tendrán la segunda edición de un retiro denominado “Aloha”, inspirado en las citas del evangelio relacionadas con el mar.
Se trata, como se presentan, de un grupo de personas que comparten la Fe y deportes de mar como el Surf, Stand Up Paddle (SUP), Body Board, Kite Surf. Aunque la bendición de las tablas se viene haciendo desde hace ya algunos años, comenzaron el año pasado con el primer retiro Aloha, y luego comenzaron a reunirse más frecuentemente. “Nuestro objetivo es compartir la Fe y los valores cristianos en este deporte que tanto amamos y así dar a conocer a Jesucristo y sus enseñanzas en medio del mundo que nos rodea”, explican.
“El mar y su contexto fue un escenario fundamental durante la vida terrena de Jesús, y también es un lugar muy especial en la vida de quien practica alguno de estos deportes”, explicaba tras el primer retiro el padre Santiago Arriola, quien acompaña al grupo.
¿Un santo patrono de los surfistas?
En ya algunas ocasiones, dimos cuenta de un seminarista brasilero que bien podría convertirse en un santo patrono para los surfistas y deportistas del agua. Se trata del Siervo de Dios Guido Shäffer, médico que ingresó al seminario y a poco de su ordenación, en 2009, perdió la vida tras sufrir un golpe y quedar inconsciente mientras practicaba surf en una playa que hoy lleva su nombre.
Guido siempre dijo que el agua “era el lugar ideal para encontrar a Dios, porque allí podía agradecerle por la belleza y la grandiosidad del mar”, relataba su madre María Nazareth. “Para él, el mar era un signo de la inmensidad del amor de Dios. Guido no pensaba que esta pasión fuera algo contradictorio. El mar era el lugar de profunda intimidad con Dios”, agrega su amigo, el padre Jorjão, autor del libro Guido — Mensageiro do Espírito Santo (Ed. Casa da Palavra, 2015).
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