¿Por qué esta elección un tanto desconcertante dado que la palabra ni siquiera aparece en el Diccionario de la Real Academia Española?
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Tras elegir escrache en 2013, selfi en 2014, refugiado en 2015, populismo en 2016 y aporofobia en 2017, el equipo de la Fundación del Español Urgente (Fundéu) ha elegido microplástico como la palabra del año 2018.
Según la Fendéu, una Fundación promovida por la Agencia Efe y BBVA, porque microplástico es la voz que designa los pequeños fragmentos de plástico que se han convertido en una de las principales amenazas para el medioambiente y la salud de los seres humanos.
En realidad no se trata de una palabra sonora o que exprese belleza alguna, sino que la palabra del año –en la versión de la Fundéu—es escogida entre aquellos términos que han estado presentes en mayor o menor medida en la actualidad informativa durante los últimos meses y tienen, además, interés desde el punto de vista lingüístico.
Microplástico, dice en su exposición de motivos la Fundación, es un término “que pone el acento en la toma de conciencia en torno a uno de los grandes problemas medioambientales a los que se enfrenta la humanidad”.
En resumidas cuentas, los microplásticos son pequeños fragmentos de plástico (menores de cinco milímetros) que o bien se fabricaron ya con ese tamaño para ser empleados en productos de limpieza e higiene, o bien se han fragmentado de un plástico mayor (bolsas de la compra, envases de todo tipo…) durante su proceso de descomposición.
“Su presencia en la arena de las playas, en los organismos de los animales, en la sal marina que consumimos y hasta en el agua que bebemos ha hecho saltar las alarmas y ha obligado a poner en marcha medidas para reducir el consumo de los plásticos de un solo uso, responsables en buena parte del problema”, subraya la Fundéu.
Antes de dar a conocer la decisión definitiva, la Fundación publicó una relación de doce palabras finalistas en la que, además de microplástico, descabonizar, hibridar, mena, los nadie, micromachismo, figuraban voces como VAR, sobreturismo, procrastinar, arancel, dataísmo y nacionalpopulismo.
Escrache, un término que alude a las manifestaciones convocadas frente a los domicilios de políticos y otros personajes públicos, fue la palabra del año 2013. En 2014, el lugar de honor lo ocupó selfi, la adaptación al español del anglicismo selfie.
Ya para 2015, coincidiendo con la crisis de refugiados en Europa, procedentes de Medio Oriente, la palabra del año fue refugiado. En 2016, con el brexit y la elección de Donald Trump, la palabra ganadora fue populismo. Y en 2017 el primer lugar correspondió a la palabra aporofobia, el neologismo que da nombre al miedo, rechazo o aversión a los pobres.
La Fundéu escoge una palabra representativa de las más de 200 recomendaciones lingüísticas que realiza anualmente.
“La ganadora, que no tiene que ser necesariamente una voz nueva, ha de suscitar interés lingüístico por su origen, formación o uso y haber tenido un papel protagonista en el año de su elección”, apunta la Fundación del Español Urgente en su sitio web.