Por encima de todo, Seton defiende una regla sencilla pero desafianteCon el ritmo acelerado del mundo en que vivimos es fácil estar constantemente preocupados por “muchas cosas”. Quizás no siempre sepamos dónde centrar nuestra atención e intentamos hacerlo todo al mismo tiempo.
Santa Isabel Ana Seton nos ofrece su ayuda.
Según esta santa de Estados Unidos, hay una única regla que debería mantenerse en lo más alto de nuestras vidas cotidianas. Dicha en pocas palabras, la regla es vivir la voluntad de Dios en el momento presente.
La regla se basa en las palabras de Jesús a sus discípulos:
“No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción” (Mateo 6,34).
Ahora mismo es el momento de la salvación
El arzobispo estadounidense Fulton Sheen desarrolló la idea:
“Debemos dejar el pasado a la divina misericordia y confiar el futuro, sean cuales sean sus dificultades, a la divina y amorosa providencia de Dios. Cada minuto de la vida tiene su peculiar deber, independientemente de la apariencia que cada minuto pueda tener. El momento presente es el momento de la salvación”.
Esto implica estar abiertos a la voluntad de Dios en cada momento del día y buscar su voluntad en esos momentos, preguntándonos: “¿Cuál es la voluntad de Dios para mí AHORA MISMO?”.
¿Cómo lograrlo?
Puede ser una regla difícil para guiar nuestras vidas, pero es una regla que los santos aprendieron a dominar. A través de la oración y la confianza en Dios, nada es imposible.
Santa Isabel Ana Seton dejó una hermosa oración sobre este tema, una oración para recitar diariamente, quizás como oración matutina para empezar el día. En nuestro esfuerzo por seguir esta norma, que nuestros corazones estén abiertos a lo que sea que Dios tenga previsto para nosotros.
Oh Padre, la primera regla de la vida de nuestro querido Salvador fue cumplir Tu Voluntad. Que Su Voluntad del momento presente sea la primera regla de nuestra vida y obra diarias, sin más deseo que su cumplimiento totalcompleto. Ayúdanos a seguir esta regla con lealtad, para que al hacer lo que Tú deseas actuemos según Tu agrado. Amén.
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