Latin Vox Machine, más que una orquesta..una gran familia
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La semilla de lo que hoy es una espléndida orquesta se remonta a un encuentro casual entre dos venezolanos emigrados, uno artista y otro productor, en una estación del subte (metro) porteño. Ese músico no era el único de esa nacionalidad; ya desde un tiempo atrás las calles de Buenos Aires los encontraban en esquinas y recovecos ganándose con refinado talento unos pocos pesos.
Pero ese joven músico de 19 años y ese productor intercambiaron datos, y pronto, con una veintena de músicos, dieron nacimiento a Latin Vox Machine, más que una orquesta, una gran familia de músicos venezolanos en el exilio, acompañados por otros de Chile, Colombia, Argentina y Paraguay que comparten su pasión por la música y su empatía por el desarraigo. Desde hace un par de años, y con apoyo de maestros como los directores de orquesta Pablo Motta y el coreano Jooyong Ahn, entre otros, alcanzaron grandes escenarios en los que trascienden no sólo por su historia de vida, sino y sobre todo, por su extraordinario talento.
Con el correr de los meses, de las calles llegaron a las salas, de los 20 a los más de 80, y ya hay anunciadas nuevas audiencias para los próximos días. Llevando su solemnidad y alegría, dieron a finales de año un espléndido concierto en el teatro Coliseo denominado “Música para nuestro Hogar”, apoyado por la Agencia de la ONU para los Refugiados. El variado repertorio incluyó Johannes Brahms y Mariano Mores pudo ser seguido por redes sociales por las familias y amigos de los músicos dispersos por el mundo. Además de una maravillosa interpretación de Tchaikovsky ovacionada de pie, dirigida por el joven e increíblemente talentoso Jesús Parra.
La historia de Parra conmueve como la de tantos otros músicos venezolanos. A los 18 años, sorprendió en Salzburgo con su talento, pero a los pocos años podía vérselo por las calles de Perú ganándose la vida tocando el violín.
Pero más allá de la historia de los venezolanos que la integran, la Latin Vox Machine tiene aspiraciones mucho más ambiciosas que las que la coyuntura presenta como más noticiables. Su misión es “generar espacios para la promoción, enseñanza y profesionalización de talentos artísticos de Latinoamérica a través del intercambio de conocimientos y experiencias con artistas y organizaciones de todo el mundo”.
Es que aunque nació “con el propósito de reunificar la diáspora de músicos venezolanos, reducto de la ola migratoria ocurrida en los últimos años en la región”, actualmente, “funge como un espacio de integración, contención social, diálogo y reflexión sobre la convivencia y tolerancia, reuniendo profesionales de distintas nacionalidades y disciplinas artísticas”.