¿Se notó la visita del Papa Francisco en el sistema penitenciario chileno?
“Padre una petición muy sentida en representación de todas las privadas de libertad de Chile, interceda para que el sistema de justicia modifique las condenas para las mujeres que son madres de menores de edad y podamos pagar nuestra deuda con la sociedad, sin descuidar y abandonar a los niños y niñas, evitando así que más tarde sean ellos los futuros condenados y condenadas”, esta fue la petición que le hizo Jeannette Zurita al Papa Francisco cuando estuvo de visita en el Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín en Chile.
Actualmente, las mujeres que se encuentran embarazadas o que tienen hijos menores de dos años pueden estar con ellas al interior de los centros penitenciarios; sin embargo, una vez que cumplen esa edad deben partir con algún familiar o entrar al Servicio Nacional de Menores (SENAME), institución que está viviendo una transformación radical en la forma de atender a los niños. Lo que Jeannette dijo al Papa Francisco, significó para todo un país visibilizar la situación de estas mujeres y sus hijos.
Ha pasado un año de la visita del Papa Francisco y para Jeanette y todas las madres privadas de libertad su situación sigue igual. “De la vista esperábamos muchas cosas, pero no ha pasado nada. Mi rutina y la de mis compañeras sigue igual. Nos quedamos con la sensación de que el Papa nos visitó. En mi corazón guardo que puede estar con él, abrazarlo y tener una bendición gigantesca para mí y mi familia”, así lo relata Jeannette para Aleteia.org
“Mi miedo más grande es que mi hijo se me vaya de las manos. Que cometa los mismos errores que cometí yo, y que caiga en la droga”, Jeannette Zurita habla tranquila y continúa, “yo creo que estos son los grandes miedos que tenemos las mamás privadas de libertad; que nuestros hijos carguen con los errores que nosotras; que hasta el momento lo han hecho. Porque estamos lejos y se sufre, no tener a la persona que te contiene. Porque en el discurso lo dije a la madre nada la va a reemplazar”.
Jeannette en su discurso al Papa le pidió también “le pido en nombre de todas las privadas de libertad que ore por nuestros hijos y por nosotras, que le pida a Dios misericordia por todos estos niños y niñas que están pagando una condena que sin querer les dimos. Misericordia para las madres para soportar tanto dolor”.
Sin duda el encuentro del Papa con las mujeres privadas de libertad fue el punto más alto de la visita apostólica. “Una vez que terminé de hablar”, comenta Jenannette, “me acerqué al Papa y lo abracé, él me dijo que había sido muy valiente, y es verdad porque yo expuse a mi familia, a mi hijo y a mí misma. Muchos no sabían que yo estaba en la cárcel, pero no me arrepiento porque este año ha estado lleno de bendiciones para mí y mi familia. Dios me ha ido sacando los obstáculos y ha ido poniendo ángeles en mi camino”.