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Se conocieron en la JMJ en Cracovia, se casaron en Panamá

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El miércoles 16 de enero, Martyna y Jakub se casaron en una iglesia de Panamá. Se habían conocido tres años antes durante la JMJ de Cracovia (Polonia)

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Se conocieron en la JMJ de Cracovia… y se casaron en los inicios de la JMJ de Panamá. No, no se trata de la historia de la princesa Aurora y el príncipe Felipe, tampoco son Aladdín y Jasmín, sino que hablamos de Jakub y Martyna, dos peregrinos originarios de Trzebinia (sur de Polonia) que acaban de darse el “sí quiero” para siempre el pasado miércoles 16 de enero en la iglesia de San Miguel Arcángel de Monagrillo, diócesis de Chitré, Panamá.

En 2016, en Cracovia, los dos estuvieron repartiendo comidas juntos entre los peregrinos. Una actividad que sin duda forjó ciertos vínculos, ya que este fue el comienzo de su historia común. “No pensábamos que este periodo fuera a cambiar tanto nuestras vidas”, confesó la joven a los medios de comunicación polacos. El fin de semana final en el campus Misericordia les “acercó mucho”, confían los dos.

Es sabido por todos que las circunstancias excepcionales refuerzan los vínculos entre las personas que las viven. ¿Qué mejor que un inmenso campamento hippie de estilo católico para ver el auténtico rostro de una persona y medir su resistencia ante las dificultades, bajo el castigo de un sol abrasador o bajo un denso aguacero? “Después de aquella increíble semana, empezamos a vernos con más frecuencia, hasta que nos hicimos pareja”, prosiguen los tortolitos.

Compartir el pan, un profundo gesto 

Inspirados por otras parejas que se casaron durante anteriores JMJ, Jakub y Martyna dejaron que esta idea germinara hasta crecer fuerte en sus corazones. De modo que la pareja realizó los preparativos necesarios antes de meter en su equipaje destino Panamá el vestido de novia y el traje de novio. Durante la ceremonia estuvieron presentes varios sacerdotes, unos 300 peregrinos polacos y otros miembros de la comunidad panameña. Ni que decir tiene que no faltaron los cantos y los bailes.

Los recién casados salaron un pan antes de compartirlo, según dicta la tradición polaca. El pan es símbolo de vida para los cristianos. La sal representa a Cristo, garante y testigo del matrimonio. Y es que, en efecto, una de las virtudes de este condimento es que conserva los alimentos. Por eso, simbólicamente, fortalecerá el amor de estos jóvenes y el vínculo del sacramento que han compartido cuando lleguen momentos difíciles en su vida. Por el momento, sabemos la conclusión que Jakub no para de repetir felizmente: “Martyna es mi amor de la JMJ”.

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