No te sientas culpable y no te compares con el papá extrovertido entrenador de futbol y la mamá que hace fiestas de cumpleaños perfectas
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Tengo seis hijos y los amo con locura. Me encanta pasar tiempo con ellos, jugando y oyendo sus aventuras. No me importaría tener más hijos. Siempre y cuando dejen mis libros en la mesa de centro, soy plenamente feliz en el puesto de papá.
Dicho esto, es necesario reconocer que hay momentos en que papá necesita su espacio. Ellos no han hecho nada malo, pero yo soy una persona introvertida y mi salud mental dice que necesito un tiempo solo.
En el mundo de los adultos eso no es un problema, porque la mayoría de las personas entiende, pero con los niños pequeños toda la ecuación cambia. Los niños pequeños quieren todo de ti, todo tu tiempo, no tienen la noción de los límites. Ellos quieren tocarte, pasar sus dedos por el pelo y les gusta dar cabezazos. Yo aprecio cuánto me aman, pero a veces sólo quiero que me amen silenciosamente.
Entonces, ¿incluso así soy un buen padre? ¿Me debo sentir culpable porque muchas veces necesito cerrar la puerta de mi cuarto durante media hora?
Yo asumo que esta cuestión es aún mayor para las mamás, especialmente mamás con bebés, que son muy conocidos por demandar atención prácticamente 24 horas al día, los siete día de la semana.
Si te has sentido de esa manera – especialmente si eres introvertido o tienes un temperamento sensible – no eres un mal padre. Eres un ser humano normal.
Los papás hacen sacrificios por sus hijos, como amarlos incluso cuando no tienen ganas. No hay problema en reconocer que eso es un sacrificio. Y también es bueno admitir cuando necesitamos de una pausa rápida. Los introvertidos son óptimos padres. Si tú eres uno de ello, o si tienes un pensamiento introvertido sobre tener hijos, pero estás preocupado por saber si puedes lidiar con eso, es útil mantener algunas sugerencias en mente.
Cultiva la autoconciencia
Introvertido o no, un buen padre es autoconciente. Es necesario un poco de examen de conciencia y algún intento y error, pero cuanto más aprendemos sobre nosotros mismos, menos tenemos que luchar contra las expectativas artificiales sobre lo que debe ser la paternidad. Aprovecha y haz bien. Es bueno para mí conocer mis límites, qué hago bien, cuándo necesito de espacio y dónde necesito mejorar. De esa forma, se pueden marcar límites saludables. Eso no es egoísmo, es el primer paso para ser buenos padres.
Puedes ser el tipo de persona que necesita de estructura, te gusta quedarte en casa y las actividades paralelas como leer al lado de otra persona. Todo eso es bueno. No tienes que ser el papá que va a todo tipo de eventos de grupo, estadios llenos, etc., si no quieres.
No intentes ser lo que no eres
Yo no voy, ni en un millón de años, a ser la atracción de la fiesta. Yo puedo intentarlo, claro, pero es cansado. Yo tampoco puedo ser el artista constante de mis hijos, o siempre listo para contar historias y jugar. Aunque, como papá, sea un deber que yo acepto y muchas veces disfruto, no siempre tengo la energía mental para tanto. A veces me pongo delante e interpreto personajes bobos en una historia a la hora de dormir, incluso cuando no tengo ganas, pero es importante encontrar tiempo para recargarse.
No podemos dar lo que no tenemos, y si queremos dar autoconfianza, autenticidad y una vida feliz a nuestros hijos, entonces necesitamos realmente poseer esas cualidades en nosotros mismos y no drenarnos. Sé tú mismo, y tu hijo te amará de la forma que eres.
Date un tiempo
Nosotros acomodamos las peculiaridades de la personalidad en aquellos que amamos; eso es parte de la alegría de conocer a una persona muy bien. Relájate y permite que los demás hagan lo mismo por ti. No te sientas culpable y no te compares con un papá extrovertido que entrena a un equipo y a una mamá que hace fiestas de cumpleaños perfectas y lujosas. Los introvertidos tienden a criticarse a sí mismos, pero eso solo conduce a un ciclo de ansiedad y a sentirse inadecuado. Tus hijos aprenderán a amar tu singularidad, te lo prometo.
Usa tus puntos fuertes
Los papás introvertidos tienden a ser poco conflictivos y pensativos, solo necesitamos acordarnos de comunicar un poco más y no ser pasivos. Nosotros damos valor al tiempo de calidad. Cuando nos sentimos seguros, revelamos un lado sensible, que es un buen ejemplo para los niños, a medida que aprenden a negociar sus propias sensibilidades y emociones. Las personas introvertidas tienden a ser empáticas, lo que significa que tenemos una buena percepción de cómo nuestros hijos se están sintiendo. Todos estos son puntos fuertes y contribuyen a una buena paternidad.