A un año de su visita al país sudamericano, los efectos de la minería ilegal y la tala clandestina generan alarma y preocupación. En enero de 2018, luego de su llegada, la primera escala del papa Francisco cuando visitó Perú fue Puerto Maldonado, un lugar en plena Amazonía donde mantuvo un recordado encuentro con comunidades indígenas en el Coliseo Regional Madre de Dios.
Fue ahí donde el Papa, impulsor de la famosa encíclica Laudato Sí, lanzó un fuerte clamor contra la deforestación y diversas actividades como la minería ilegal causantes de devastación y muerte en uno de los pulmones más importantes de la “casa común”.
“La Amazonía es tierra disputada desde varios frentes: por una parte, el neo-extractivismo y la fuerte presión por grandes intereses económicos que apuntan su avidez sobre petróleo, gas, madera, oro, monocultivos agroindustriales. Por otra, la perversión de ciertas políticas que promueven la ‘conservación’ de la naturaleza sin tener en cuenta al ser humano y, en concreto, a ustedes hermanos amazónicos que habitan en ellas”, expresó, entre varias cosas, en esa oportunidad.
Un récord que preocupa
A poco más de un año de aquella esperada visita, esas palabras siguen más vigentes que nunca e incluso hasta merecerían mayor atención, pues en las últimas semanas una investigación a cargo del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP, por sus siglas en inglés) dados a conocer por El Comercio dan cuenta de datos aterradores.
The Peruvian newspaper ElComercio reports on our #MAAP analysis showing how illegal gold mining has reached record-highs and destroyed almost 23,000 acres of forests in just a single year. https://t.co/ILCVgyb97E
— Amazon Conservation (@ACA_DC) February 4, 2019
Es ahí donde se destaca que en los dos últimos años (2017-2018) se han registrado “los peores niveles de devastación de la Amazonía sur del Perú”. Y esto “pese a los esfuerzos gubernamentales (económicos y normativos) para acabar con la extracción de oro ilegal en zonas como La Pampa en Madre de Dios”.
En ese sentido, fueron difundidas decenas de imágenes satelitales en zonas donde está presente la minería ilegal y fue posible confirmar que “solo en el 2017 se perdieron 9.160 hectáreas”.
“Esto pone en evidencia que la minería ilegal no ha retrocedido. Hasta el año pasado hubo falta de voluntad política y poco trabajo articulado entre autoridades regionales y nacionales para enfrentar el problema que va mucho más allá del daño ecológico”, declaró a ese medio Daniela Pogliani, directora ejecutiva de la Asociación para la Conservación de la Cuenca Amazónica (ACCA), encargada del proyecto junto con la Amazon Conservation Association (ACA).
Con los datos la vista, ¿qué diría Francisco hoy si visitara otra vez la Amazonía peruana? Seguramente su énfasis no sería para nada menor.
Por lo pronto, todo parece indicar que los llamados de atención y el combate a estas prácticas que tanto daño generan se deben redoblar.
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La Amazonía y su gente, galería fotográfica: