Ante la inminente consulta sobre el proyecto de Constitución, los obispos recuerdan las palabras del gran prócer cubano José Martí: “Una Constitución no puede construirse con elementos ideológicos”
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Un tornado acaba de sacudir a la isla, dejando destrozos considerables. Pero el episcopado cubano sopla fuerte y ocasiona una ventolera de proporciones considerables.
Consciente de su rol histórico y de su responsabilidad pastoral, los obispos de la isla saben que los daños de un marco legal excluyente ocasionaría peores e irreversibles lesiones, por lo que han formulado consideraciones cruciales que se han traducido en claros y pertinentes cuestionamientos al texto que se votará el próximo 24 de febrero , fecha en que el castrismo ha convocado a los cubanos para una consulta sobre una nueva Constitución para la república.
Los obispos han centrado su crítica en cuatro puntos fundamentales: visión reduccionista de la realidad al comunismo, desprotección de la familia, laicismo y no reconocimiento explícito de la objeción de conciencia.
Partiendo de una premisa, fuera de discusión, los obispos recuerdan que “el cristiano no puede ser obligado a someterse a una concepción de la realidad que no corresponda a su conciencia humana iluminada por la fe”.
Al mismo tiempo exhortan a los ciudadanos a que “con su voto responsable y desde su conciencia”, contribuyan a la “edificación de una sociedad en la que todos los cubanos nos sintamos respetados en nuestros derechos (…) sin exclusión”. Una exclusión, vale recordarlo, convenientemente disfrazada de igualitarismo a la que el pueblo cubano ha estado sometido por más de medio siglo.
Así mismo, los prelados han advertido del riesgo, tal y como ha quedado escrito el texto, de que “se abre el camino para que, en el futuro se reconozca como matrimonio la unión de personas del mismo sexo con todas sus prerrogativas”.
Igualmente, ha pedido precisiones sobre el estado laico definido en el texto. En su caso, dicen, la libertad de practicar la fe implica “el reconocimiento jurídico de la iglesia”, al tiempo que defienden la objeción de conciencia, que será el último refugio al que puedan acudir y han sido claros al respecto: “la preservación del derecho de unos no implique el violentar el derecho y la conciencia de otros”.
En el introito, los obispos citan al Papa Francisco en su mensaje a la Jornada Mundial de la Paz, 2019: “Cada uno puede aportar su propia piedra para la construcción de la casa común. La auténtica vida política, fundada en el derecho y en un diálogo leal entre los protagonistas, se renueva con la convicción de que cada mujer, cada hombre y cada generación encierran en sí mismos una promesa que puede liberar nuevas energías relacionales, intelectuales, culturales y espirituales”.
En el Preámbulo del texto propuesto a referendo – observan los obispos- ha sido añadida, como novedad, la afirmación: “solo en el socialismo y en el comunismo el ser humano alcanza su dignidad plena”, excluyendo así otras visiones sobre el hombre (…) Lo absoluto de tal afirmación que aparece en el texto constitucional excluye el ejercicio efectivo del derecho a la pluralidad de pensamiento acerca del hombre y del ordenamiento de la sociedad”.
Llaman explícitamente la atención sobre un vicio que se encuentra a la raíz del fracaso comunista: la ideología única, la misma que, en orden a la realización personal y social que sirve de fundamento e inspiración al texto constitucional y a toda la legislación posterior, cabe recordar la afirmación de José Martí que ya expusimos -finalizan- en nuestro mensaje del pasado 24 de octubre: “Una Constitución es una ley viva y práctica que no puede construirse con elementos ideológicos”.