Una joven sudafricana llamada Thato Kgatlhanye usa bolsas de plástico y objetos encontrado en la basura para hacer mochilas escolares. ¡Y además producen luz para poder hacer sus deberes cuando se hace de noche!
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Cuando Thato Kgatlhanye vio que los niños llevaban los libros en bolsas de plástico, encontró la inspiración para actuar. A la joven de Sudáfrica, que tiene una carrera en Gestión de marcas, se le ocurrió la idea de reutilizar las bolsas y convertirlas en unas mochilas escolares sólidas y prácticas que, además, ofrecen una función adicional. Las mochilas llevan insertados unos pequeños paneles solares que se cargan mientras los niños caminan hacia la escuela. Al volver a casa, pueden colocar estos paneles en un tarro de cristal y, ¡listo: ya tienen luz para leer, hacer los deberes o dibujar un ratito!
Esta idea además reduce los peligros vinculados al uso de velas o lámparas de keroseno. Estas fuentes de luz alternativa puede ser fundamental para los hogares sin electricidad. Pero esto no es todo. El proyecto sostenible que Kgatlhanye empezó con su empresa Rethaka está ayudando a limpiar el medio ambiente al mismo tiempo que ha creado ocho puestos de trabajo (en el momento en que se hizo el vídeo).
Kgatlhanye sostiene que reutilizar las bolsas de plástico desechadas es un símbolo de cómo la sociedad puede cuidar de sí al mismo tiempo que ayuda a restaurar algo de la dignidad de los niños pobres.
La empresaria, que ha sido reconocida en la lista de jóvenes prometedores africanos Forbes Africa 30 Under 30, sigue buscando dejar huella en el mundo. Ha montado también una agencia de desarrollo personal llamada Seven Twelve, que insta a las personas a “acceder a su grandeza”. Con su firme apuesta por las capacidades de las personas, Kgatlhanye continuará ayudando sin dudarlo a encontrar soluciones ingeniosas a problemas sociales y medioambientales durante los años venideros.
