La ambición sana nos hace llegar muy lejos. Para eso es conveniente ir haciéndose las preguntas adecuadas a lo largo de la vida. Una directiva de primer nivel nos ofrece sus claves.
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La ambición bien orientada nos lleva a conseguir las metas más altas. Es bueno motivarse para alcanzar esas metas. A veces la motivación nos viene por nuestras propias convicciones (autoestima, buen estado de salud, entorno estable y favorecedor…) y otras puede ser que sean otras personas las que nos dan el primer empujón para llevar adelante el proyecto vital (nuestros padres, un maestro especial, un amigo…).
Tener ambición no implica derribar al resto de personas o arruinarse la vida pensando solo en objetivos profesionales o sociales. Ya sabemos que este tipo de planteamiento conduce al estrés, al egoísmo y la soledad.
La ambición es el deseo de respirar a pleno pulmón y alcanzar la felicidad a base de haber logrado algo. Y la ambición saludable es la que se orienta a fines nobles que no descuidan ninguna faceta de la persona.
Hay que ser ambicioso para ser deportista y llegar a los Juegos Olímpicos. Como hay que ser ambicioso para obtener el premio Nobel. Por supuesto.
Pero también hay que ser ambicioso para dibujar nuestro futuro y dar el primer paso para conseguirlo.
La ambición nos forja, nos hace fuertes, nos permite establecer peldaños en la escalera que haya que subir.
¿Por dónde empezar? Es importante hacerse las preguntas adecuadas. Seguramente nos conocemos ya un poco y a partir de ahora será el momento de ir tomando decisiones importantes.
Para tener una idea de qué me tengo que preguntar para alcanzar la meta, una alto cargo de una multinacional presentó al público en Barcelona, en el IESE Women in Business, hace pocos días sus 4 retos: son las 4 preguntas que se formula y que recomienda a todo el mundo que quiera mejorar por dentro y por fuera con el fin de lograr el éxito.
Estas son las 4 preguntas clave de Natalya Kholmanskaya, directora senior de Cadena de Suministro en Pepsico:
1. ¿Por qué (cosas) quiero que me recuerden?
Son las acciones que yo debo hacer o promover. ¿Quieres ser un gran violoncelista? Comienza a estudiar música, compra o alquila un chelo, etc. Si te has respondido a esta pregunta ya puedes ponerle patas a tu propósito en la vida.
2. ¿De qué quiero ser responsable?
Para Natalya Kholmanskaya esto significa no hacer las “cosas correctas” sino hacer cosas buenas. En su opinión, hacer las cosas correctas es no salirse de lo establecido o de la moda, pero ese tipo de conducta no habla de tu propio interior y de lo que realmente deseas.
3. ¿Qué me gusta?
La ambición no va en contra de encontrarse a gusto haciendo mi trabajo y mis tareas de todo tipo en la vida. Deberé establecer qué es lo que me gusta y, según recomienda esta directiva, orientarme a ello al menos a largo plazo. Kholmanskaya es consciente de que a veces, durante una época uno debe sacrificarse y trabajar en algo que no le satisface, pero siempre habrá de tener en mente lo que realmente le llenaría.
4. ¿Qué quiero alcanzar?
En la carrera profesional (y en todos los aspectos de mi vida) no se consigue llegar a la meta el primer día. Es cuestión de avanzar, luchar, trabajar bien y no perder de vista el objetivo. También este, como el reto anterior, es una pregunta a largo plazo. Conviene además tener en cuenta que el trabajo no lo es todo y que no podemos descuidar la vida personal para favorecer la ambición profesional o social. Hay que equilibrar todos los aspectos y compensar lo que estemos descuidando.
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