Motivar a los hijos, a los estudiantes, a las personas significa ensenarles a elegir usando su inteligencia y de manera autónoma. Es la base para la construcción de la propia vida en el respeto de los propios valores
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La motivación es un impulso que nos permite mantener una cierta continuidad en las acciones que realizamos y nos acerca a la consecución de nuestros objetivos. La motivación es un elemento importante que va a influir en nuestras conductas, percepciones, expectativas, etc. Existen diferentes tipos de motivación, entre los que vamos a destacar dos:
• Motivación intrínseca: se evidencia cuando el individuo realiza una actividad por sí misma, sin que haya ningún incentivo externo. Puede realizarla por placer, autosuperación, sensación de éxito, curiosidad, deseo de saber, ect.
• Extrínseca: aparece cuando lo que atrae al sujeto no es la acción en sí misma, sino lo que recibe a cambio de realizarla. Lo que mueve a la persona para realizar la acción son los factores externos, ganar recompensas o evitar castigos. Entre los más comunes están el dinero, caramelos, regalos, pegatinas, etc.
¿Porqué es importante la motivación en la educación?
El aprendizaje, la percepción y la motivación interactúan de forma constante.
La motivación influye en el aprendizaje y viceversa. Por lo que al motivar a los niños a leer, a explorar, a investigar, etc. estamos potenciando el aprendizaje de determinados contenidos, así como los procesos de adquisición de aprendizajes de forma general.
La motivación afecta a la percepción. Las personas tenemos más dificultades para ver en el ambiente o en nosotros mismos aquello que por alguna razón nos resulta desagradable.
Es habitual que los niños en preescolar y durante los primeros años de primaria presenten una motivación predominantemente extrínseca. Bandura (1977) señalaba que la persona anticipa el resultado de su conducta a partir de las creencias y valoraciones que hace de sus capacidades; es decir, todos generamos expectativas de éxito o de fracaso ante los retos que se nos presentan, que repercutirán sobre nuestra motivación y sobre nuestro rendimiento. Por ejemplo, si vamos a realizar un examen, antes de hacerlo vamos a anticipar el resultado, si creemos que vamos a aprobar es más probable que estemos dispuestos a invertir tiempo en estudiar y lo hagamos con más ganas, que si pensamos que vamos a suspender.
En relación con la motivación académica, Bandura plantea que las creencias de auto-eficacia afectan el nivel de esfuerzo, persistencia y la elección de actividades. Por lo que alumnos con un elevado sentido de eficacia para cumplir tareas educativas persistirán más ante dificultades, trabajarán con más intensidad y participarán más que aquellos que duden de sus capacidades. Afectando este hecho de manera positiva en la imagen que tienen de sí mismos.
Desarrollo de la motivación
Es habitual que los niños en preescolar y durante los primeros años de primaria presenten una motivación predominantemente extrínseca. Aunque también podamos observar que en ocasiones los niños se muestran interesados por determinados temas como los animales, la ciencia, etc. Son muchos los pedagogos y profesionales de la educación que plantean que todos los niños tienen curiosidad y disposición para aprender de forma innata, y es labor de los adultos potenciar estas capacidades.
La capacidad para controlar el proceso de aprendizaje y para razonar en términos abstractos se consolidan en la adolescencia. La función de los padres y el profesor para potenciar la motivación consiste en emplear una amplia variedad de estímulos extrínsecos que haga que el material se convierta en intrínsecamente motivador.
A medida que el niño crece, aumentan las posibilidades de que la motivación intrínseca sea el factor más importante para el aprendizaje del alumno.
La capacidad para controlar el proceso de aprendizaje y para razonar en términos abstractos, que se consolidan en la adolescencia, ayuda a que los jóvenes puedan disfrutar aprendiendo por sus propios medios durante periodos más largos de tiempo.
Estrategias para fomentar la motivación intrínseca en los niños
• Proporcionar ambientes nuevos y variados: pudiendo asistir a actividades diferentes (deportivas, artísticas, intelectuales, etc.), probando diferentes tipos de comida, relacionándose con personas diferentes, etc.
• Proporcionar experiencias en las que los niños puedan controlar el ambiente: decidir, organizar, etc.
• Cada persona somos única, por lo que es importante generar espacios en los que el niño pueda mostrar sus características personales y reconocer su individualidad.
• Potenciar las actividades y contextos que despierten el interés de los menores, teniendo en cuenta sus gustos, preferencias y aficiones, sin imponer los nuestros.
• Realizar actividades que nos gusten y expresar el placer a realizarlas. No debemos olvidar que constantemente estamos enseñándoles a través de nuestro ejemplo.
• Responder a las preguntas de los niños, al mismo tiempo que se les anima para que busquen sus propias respuestas y soluciones.
• Reconocer de forma explicita sus logros y esfuerzos, haciéndoles sentir competentes.
Motivar a los hijos, a los estudiantes, a las personas significa ensenarles a elegir usando su inteligencia y de manera autónoma. Es la base para la construcción de la propia vida en el respeto de los propios valores. Motivación y autoestima nos acompañarán toda la vida y seran un buen motor para la realización personal y social.