La coordinadora del colectivo francés VigiGender ha realizado una investigación sobre la expansión solapada y regular de la “teoría de género” en la escuela. ¿Cómo reaccionar al respecto ante los profesores? ¿Cómo ayudar a los niños a formarse bajo la presión de este inquietante lavado de cerebro?
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El abandono de las etiquetas de “progenitor 1 – progenitor 2” que recientemente intentaron reemplazar en Francia a “padre – madre” en los formularios escolares parece aspirar al beneficio de una formulación que genere más consenso. Sin embargo, ¿debemos limitarnos a exhalar un suspiro de alivio ante la retirada de esta absurda medida que privaba a padres y madres de su dignidad? ¡Hay que despertar! ¡Abramos los ojos!
Toda la educación nacional y la cultura están impregnadas de la teoría de género subyacente a medidas de este estilo, que postulan que todas las diferencias entre hombres y mujeres no son más que una construcción social. A los niños y los adolescentes los formatean con un goteo incesante de mensajes fundados sobre este postulado. El objetivo es hacerles pensar que no habría ningún problema en “cambiar de sexo”, que la heterosexualidad y la homosexualidad serían equivalentes, ya que nuestro cuerpo sexuado no tendría realmente ninguna influencia, ningún significado, no diría nada de lo que somos, sino que son una simple fuente de placer.
Cambiar de sexo
Las series televisivas ya comienzan a incluir a jóvenes que deciden someterse a una cirugía de reasignación sexual. Internet rebosa información sobre este tema. No es de extrañar que cada vez más niños que presentan trastornos de identidad pidan “cambiar de sexo” (Le Point, 15 de septiembre de 2018), aunque la mayoría de estos trastornos desaparecen después de la pubertad. Su “vuelta a la realidad” después de diez años será dolorosa y, para muchos, el suicidio podría ser un día la única salida [1]. Los médicos están dando la voz de alarma, pero cae en saco roto, porque el mercado es prometedor. Cada día, un adolescente entre diez y quince años cambia de sexo anatómico en Reino Unido (The Telegraph, 8 de julio de 2017).
El agujero negro de la teoría de género está atrapando a toda una generación de jóvenes. A los niños les lavan el cerebro en el colegio, sin conocimiento de los padres, y también con todo lo que ven en Internet, dada su fácil accesibilidad. Muchos jóvenes desesperados, dañados en su identidad, en su sexualidad, por experiencias sexuales diversas, son animados por los discursos del entorno que niegan toda significación a los cuerpos, e ilustrados por la pornografía de libre acceso que les empuja a saciar sus pulsiones con el consumo del sexo.
El pretexto de los estereotipos
En este contexto, los padres y los educadores deben comprender esta teoría ideológica, para identificarla y resistirla. Esta teoría se propaga por toda la sociedad, en particular en la escuela, a través de la indistinción entre hombres y mujeres, bajo la cobertura de la igualdad, y con la promoción de la homosexualidad y de la transexualidad bajo la cobertura de la lucha contra la homofobia y la transfobia.
La punta de lanza de esta difusión es la lucha contra todos los estereotipos sexuales, dirigida en la escuela con los recursos estatales de Educación junto con los profesores: los planes de estudio, los manuales escolares, los espectáculos para niños, la educación en la sexualidad. Esta es una educación que disfrutar desde la seguridad, sobre la base del consentimiento recíproco entre los participantes presentes, según recomienda el Alto Consejo francés por la Igualdad entre mujeres y hombres, cuyo objetivo es “abrir el mar de posibilidades en términos de comportamientos y de deseos para las generaciones futuras” [3].
El panorama está negro, muy negro. La educación privada tampoco se salva. Por fortuna, muchos profesores se resisten a esta ideología mortífera, a pesar de que otros sí la difunden, a veces por ignorancia, de ahí la importancia de informar a los educadores, y a veces por militancia, por lo que pueden hacer un gran mal.
Sin miedo
¿Cómo resistir esta oleada de género en la escuela? Los padres deben preguntar por el contenido de las clases de educación sobre sexualidad, sobre las excursiones escolares y sobre las intervenciones externas, y la escuela por lo general tiene la obligación de suministrar esta información. Hay que mirar los manuales escolares de ciencias sociales, de educación moral y cívica y de ciencias de la vida y de la tierra. Hablemos con nuestros hijos sobre los temas sensibles, para que puedan estar armados en caso de que el profesorado o un invitado externo difundan las ideas de género, que a veces entran de forma solapada.
No tengamos miedo de decir al profesor, primero, o al director del centro después, si fuera necesario y siempre con amabilidad, que no estamos de acuerdo con la enseñanza de tal concepto, de tal libro, de tal espectáculo, de tal exposición en el colegio… Sin embargo, es preferible actuar en grupo para cerrar cualquier discusión, y así no arriesgarse a ser tratados como prepotentes o calificados como retrógrados, homófobos o incluso ser difamados. Hay padres que han vivido estas circunstancias.
Ayudarles a aceptarse a sí mismos
Resistir es necesario, pero no suficiente. La oleada de género causa estragos. Es necesario reconstruir. Como padres o educadores, podemos dar a los niños y a los jóvenes los medios de encontrar felicidad en la aceptación del prójimo y en el servicio a los demás, en la vida de fraternidad de verdad. Para ello, primero es necesario ayudarles a aceptarse a sí mismos, porque no se puede dar algo que no se tiene. Si consideramos al prójimo como una “carga”, no querremos prestarle ayuda y servicio. ¿Qué bondad podríamos aportar si no la tenemos nosotros mismos?
Por tanto, es necesario que ayudemos a los niños a aceptar sus cuerpos, masculinos o femeninos, y a comprender su significado. Enseñémosles a amar y hacer que fructifiquen su masculinidad o su feminidad, a cuidar de sí mismos y del prójimo, a comprender la diferencia entre amistad y amor, entre enamoramiento y amor, a comprender que el amor es una decisión, un don de uno mismo para el bien del otro en toda su persona, y que siempre está ligado a la vida.
La buena nueva del cuerpo
En los últimos tres años, en el marco de la formación para adultos [4], he conocido a muchas personas transformadas por la alegría de recibir una nueva luz sobre el amor que está empezando a sanar sus angustias y sus heridas. Algunos expresan su tristeza por no haber escuchado esto antes o incluso sienten una sana cólera al darse cuenta de que son víctimas de las mentiras de la sociedad. Sin embargo, muchas personas se levantan para proclamar la “buena nueva del cuerpo”. Ya no pueden permanecer más en silencio.
[1] Ver también Ces enfants qui décident de changer de sexe, magicmaman.com
[2] American College of Pediatricians, « Gender Ideology Harms Children», septiembre de 2017, acpeds.org
[3] Informe n.º 2016-06-13-SAN-021 del 13 de junio de 2016 del Alto Consejo por la Igualdad entre mujeres y hombres de Francia en relación a la educación sobre sexualidad.
[4] A través de “Forums Wahou !” (www.forumwahou.fr) y de la organización “Grammaire de la vie” (www.grammairedelavie.fr).