Fundados por una enfermera inglesa, consisten en cuidar al paciente terminal aplicando los valores del amor, el respeto y la compasiónSon palabras de Cicely Saunders (1918-2005), enfermera británica, considerada la fundadora de los cuidados paliativos modernos. Su teoría del dolor incluye, además de la dimensión física, elementos sociales, emocionales y espirituales porque
“la experiencia total del paciente en la fase final de la vida comprende ansiedad, depresión y miedo; la preocupación por la pena que afligirá a su familia; y a menudo la necesidad de encontrar un sentido a la situación, una realidad más profunda en la que confiar“.
Saunders inició en 1967 el movimiento Hospice para proporcionar atención médica a los enfermos terminales en centros especializados (Hospice) durante la fase final de la vida.
La filosofía de Saunders se basaba en cuidar al paciente terminal aplicando los valores del amor, el respeto y la compasión y ofreciendo cuidados para que la persona pudiese estar consciente, confortable, libre de dolor y con todos los síntomas bajo control.
Acompañado de sus seres queridos, cerrando ciclos de vida y dando sentido a todo lo vivido, intentando trascender. Este planteamiento de Sanders es, sin duda, el precursor de los cuidados paliativos modernos que, en la actualidad, están reconocidos como una especialidad médica más.
Los cuidados paliativos parten de la premisa que no hay enfermedad sino persona enferma y el abordaje se realiza desde una perspectiva multifactorial. Es decir, aparte de identificar y tratar el receptor que causa el dolor se atienden otras necesidades, las emocionales y espirituales. Se trata a una persona con una historia de vida, con unas prioridades y preferencias, una familia, unos síntomas, unas expectativas.
Para abordar el sufrimiento desde una dimensión global se requiere de un trabajo en equipo con profesionales de diferentes disciplinas: médicos, enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos, dietistas, etc.
Se requieren capacidades de escucha para respetar a la voluntad del paciente, conocimientos para manejar bien los síntomas que alivien el dolor físico, humanidad para proporcionar cuidados y acompañamiento de manera permanente.
Precisamente porque se trata de cuidar al paciente, la atención debe ser personalizada en cada caso y proporcionar la sensación de que tanto la persona enferma como la familia no están solos en el proceso.
Cada día hay miles de casos nuevos de cáncer y enfermedades como demencias, Parkinson, esclerosis lateral amiotrofia, esclerosis múltiple, enfermedad renal crónica terminal, SIDA, fallo hepático, insuficiencia cardíaca congestiva terminal que causan miles de pacientes terminales que requieren cuidados paliativos.
Nadie en el mundo que tenga una enfermedad debe tener sufrimiento y los cuidados paliativos están para ayudar a tener una buena calidad de vida durante la enfermedad y acompañar en el momento de tránsito a la muerte.
El 80% de los pacientes con cáncer sufren dolor y el gran reto de los profesionales es mitigarlo. Sería el caso de un paciente con un cáncer avanzado en tratamiento con quimioterapia con la intención de paliar la enfermedad porque ya no hay posibilidad de curación.
En el proceso se presentan varios síntomas que le hacen la vida muy difícil y le generan sufrimiento. La familia sufre con la incertidumbre de lo que va a ocurrir y de qué manera, surgen temores sobre la muerte y tristeza por dejar a los seres queridos.
Los expertos coinciden en señalar que los cuidados paliativos también pueden aplicarse en estadios no terminales, es decir, los pacientes pueden beneficiarse de ellos durante todo el proceso de la enfermedad.
El movimiento Hospice se ha extendido por todo el mundo y en Europa hay miles de Hospices, países como Alemania, Francia y Holanda tienen aproximadamente 1 de estos lugares por cada 50.000 habitantes y en Latinoamérica países como Argentina tienen 22 Hospices, Brasil 6, Chile 10, México 7 y Ecuador 4, entre otros.